"No emplees tu tiempo sólo en trabajar. Úsalo también para convencer... y generar así los acuerdos"

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miércoles, 1 de abril de 2009

_ (12.8) EL ARTE DE LA GUERRA en la empresa - VIII / IX


XI.-   LAS NUEVE SITUACIONES.

 1.      Sun-Tzu dijo: el arte de la guerra reconoce nueve variedades de terreno: 

·         Terreno disperso

·         Terreno fácil

·         Terreno contencioso

·         Terreno abierto

·         Terreno de intersección de carreteras

·         Terreno grave

·         Terreno difícil

·         Terreno encerrado

·         Terreno desesperado. 

2.      Cuando un jefe lucha en su propio territorio, es un terreno disperso. 

3.      Cuando ha penetrado en territorio hostil, pero sin profundizar a demasiada distancia, es un terreno fácil. 

4.      El terreno cuya posesión supone una gran ventaja para cualquiera de los dos bandos, es un terreno contencioso. 

5.      El terreno en el que ambos bandos tienen libertad de movimientos es un terreno abierto.

6.      El terreno que forma la clave para acceder a tres estados contiguos, de tal modo que quien lo ocupa primero posee la mayor parte del imperio bajo sus órdenes, es un terreno de intersección de carreteras. 

7.      Cuando un ejército ha penetrado en el corazón de un país hostil, dejando en la retaguardia una serie de ciudades fortificadas, está en un terreno grave. 

8.      Los bosques de las montañas, las zonas escarpadas, las pantanosas y cubierta de ciénagas, todo aquel territorio que sea duro de atravesar es un terreno difícil. 

9.      El terreno que se llega a través de las estrechas gargantas y desde el que solo se puede efectuar la retirada por caminos tortuosos, de modo que un pequeño número de soldados enemigos sería suficiente para aplastar a un gran conjunto de nuestros hombres, es un terreno encerrado. 

10.  Aquel terreno en el que únicamente podemos salvarnos de la destrucción luchando sin demora, es un terreno desesperado. 

11.  Por tanto, no luches en el terreno disperso, no te detengas en el terreno fácil, no ataques en el terreno contencioso. 

12.  En terreno abierto, no trates de bloquear el paso del enemigo. En el terreno de intersección de carreteras, une tus manos con las de tus aliados. 

13.  En terreno grave, acumula el botín. En terreno difícil, mantén continuamente la marcha. 

14.  En terreno encerrado, recurre a una estratagema. En terreno desesperado, combate. 

15.  Aquellos antiguos a los que se llamó líderes habilidosos sabían cómo introducir una cuña entre la vanguardia y la retaguardia del enemigo, impedir la cooperación entre sus divisiones grandes y pequeñas, impedir que las buenas tropas rescataran a las malas, que los oficiales intimidaran a sus hombres. 

16.  Cuando los hombres del enemigo estaban unidos, se las arreglaban para mantenerlos sumidos en el desorden. 

17.  Cuando así les convenía, avanzaban; en caso contrario, se detenían y permanecían quietos. 

18.  Si se me pregunta cómo enfrentarse a una numerosa fuerza enemiga bien formada y a punto de marcha para el ataque, diría: “Empieza por apoderarte de algo que le sea muy querido a tu contrincante; luego será sumiso a tu voluntad”*. 

*Si no podemos competir en todo el mercado con nuestros contrincantes, escojamos un segmento de mercado que les sea particularmente caro y hagamos un esfuerzo allí, pues sin duda los debilitaremos. Más adelante Sun-Tzu dirá: “anticípate al contrincante apoderándote de aquello que le sea más querido y procura hacerlo cuando él llegue al terreno”. 

19.  La rapidez es la esencia de la guerra: aprovecha la falta de preparación del enemigo, ábrete paso por rutas inesperadas y ataca lugares desprotegidos*. 

*Cuando estamos enfrentándonos con competidores que nos superan en tamaño, hemos de aprovecharnos de la lentitud y la burocracia que ello suele conllevar y actuar más ágil y rápidamente que ellos. 

20.  Los siguientes son los principios que debe observar cualquier fuerza invasora: cuanto más profundamente penetres en tu país, tanto mayor será la solidaridad de tus tropas y, así, los defensores no prevalecerán contra ti. 

21.  Emprende incursiones por territorio fértil para suministrar comida a tu ejército*. 

*Aprovecha las ocasiones y los negocios puntuales que sean muy rentables para aumentar tu tesorería. 

22.  Procura cuidadosamente el bienestar de tus hombres y no les exijas demasiado. Concentra tu energía y acumula tu fortaleza. Procura mantener a tu ejército en continuo movimiento e imagina planes insondables. 

23.  Sitúa a tus soldados en posiciones de las que no puedan escapar y preferirán la muerte antes que huir. Si están dispuestos a afrontar la muerte no hay nada que no puedan conseguir. Hombres y oficiales, por igual, darán de sí sus mayores reservas de fortaleza. 

24.  Cuando se encuentran en situaciones desesperadas, los soldados pierden el sentido del temor. Si no hay ningún lugar donde refugiarse, se mantendrán firmes. Si están en territorio hostil, mostrarán un frente tenaz. Si no hay forma de recibir ayuda, lucharán duramente. 

25.  Así, sin esperar a que se les ordene, los soldados estarán constantemente alerta, harán tu voluntad sin esperar a que se les pida, serán fieles sin restricciones y se podrá confiar en ellos sin necesidad de darles órdenes. 

26.  Prohíbe la búsqueda de presagios y elimina las dudas supersticiosas. Entonces, no tendrás necesidad de temer ninguna calamidad hasta que llegue la propia muerte*. 

*Desarrolla tus campañas en base a datos concretos y a cifras comprobables, no según la rumorología, que puede estar manipulada por tus competidores. 

27.  Si nuestros soldados no están sobrecargados de dinero no es porque no les gusten las riquezas; si sus vidas no son indebidamente prolongadas, no es porque no sientan inclinación a la longevidad. 

28.  El día en que se les ordene ir a la batalla, tus soldados pueden llorar, unos tratando de secarse las lágrimas con su atuendo, otros dejando que estas se derramen libremente por las mejillas. Pero en cuanto se vean acorralados, demostrarán en valor de un Chu o un Kuei. 

29.  El táctico habilidoso puede ser comparado con la Shuai-Jan. Ahora bien, la Shuai-Jan es una serpiente que se encuentra en las montañas Ch’ang. Si le atacas la cabeza, serás atacado por su cola; si le golpeas la cola, serás atacado por su cabeza; si la golpeas en el centro, serás atacado por la cabeza y por la cola al mismo tiempo. 

30.  Si se me pregunta si se puede conseguir que un ejército imite a la Shuai-Jan yo diría que sí. Pues los hombres de Wu y los hombres de Yueh son enemigos. Sin embargo, si se hallan cruzando un río en la misma embarcación y son sorprendidos por una tormenta, acudirán en auxilio del otro, del mismo modo que la mano izquierda ayuda a la derecha. 

31.  Por ello, no es suficiente depositar la propia confianza en llevar bien atados los caballos y en las ruedas del carro que se hunden en el terreno. 

32.  El principio para dirigir un ejército consiste en establecer un nivel de valor que todos deben alcanzar. 

33.  Cómo obtener lo mejor de ambos, el fuerte y el débil, esa es la cuestión que implica el uso adecuado del terreno. 

34.  Así, el general habilidoso dirige su ejército como si estuviera dirigiendo a un solo hombre de la mano, de grado o por fuerza. 

35.  Lo que debe hacer un general es mostrarse sereno y asegurarse el secreto, ser recto y justo y mantener así el orden. 

36.  Tiene que ser capaz de desconcertar a sus oficiales y a sus hombres con falsos informes y apariencias, para mantenerlos así en la total ignorancia. 

37.  Al alterar sus disposiciones y cambiar sus planes, consigue que el enemigo no pueda obtener ningún conocimiento definitivo. Al cambiar su campamento de lugar y seguir rutas tortuosas, impide que el enemigo anticipe sus propósitos. 

38.  En el momento crítico, el líder de un ejército actúa como aquel que ha escalado una altura y luego le da una patada a la escalera que ha dejado atrás, alejándola. Conduce a sus hombres a lo más profundo del territorio hostil antes de dejar traslucir sus intenciones. 

39.  Quema sus naves y rompe las ollas; luego, como un pastor que conduce a su rebaño, dirige a sus hombres por aquí y por allá y nadie sabe adónde va. 

40.  Dominar a sus huestes y ponerlas en peligro, ese se puede decir que es el trabajo del general. 

41.  Las diferentes medidas adecuadas para las nueve variedades del terreno, la oportunidad de las tácticas agresivas o defensivas y las leyes fundamentales de la naturaleza humana: esas son las cosas que más ciertamente tiene que estudiar. 

42.  Al invadir un territorio hostil, el principio general es que la penetración profunda trae consigo la cohesión; penetrar sólo un poco  no hace sino producir dispersión*. 

*Penetrar en un nuevo mercado –un territorio hostil- debe hacerse de un modo firme y decidido so pena de gastar energía y dinero en vano –dispersión-. 

43.  Al dejar atrás tu propio país y llevar a tu ejército a otro territorio vecino, te encuentras en un terreno crítico. Cuando hay medios de comunicación por los cuatro lados, el terreno es el de intersección de carreteras. 

44.  Al penetrar profundamente en un país, estás en terreno grave. Pero si sólo penetras un poco estás en terreno fácil. 

45.  Una vez que hayas dejado atrás los baluartes del enemigo y te encuentras delante con los pasos estrechos, estás en terreno encerrado. Cuando no hay lugar alguno en el que refugiarse, estás en terreno desesperado. 

46.  Por ello, el terreno disperso inspiraría unidad de propósito entre mis hombres. En terreno fácil, me ocuparía de que hubiese una estrecha conexión entre todas las partes de mi ejército. 

47.  En terreno contencioso, apresuraría la marcha de mi retaguardia. 

48.  En terreno abierto, mantendría una mirada alerta sobre mis defensas. En terreno de intersección de carreteras, consolidaría mis alianzas. 

49.  En terreno grave, trataría de asegurar una corriente continua de suministros. En terreno difícil, seguiría presionando para continuar adelante. 

50.  En terreno encerrado, bloquearía todo camino de retirada. En terreno desesperado, proclamaría ante mis soldados la imposibilidad de salvar sus vidas. 

51.  Pues pertenece a la disposición del soldado el ofrecer una resistencia obstinada cuando se halla rodeado, luchar duramente cuando no tiene otro remedio y obedecer con prontitud cuando se encuentra en una situación de peligro. 

52.  No podemos establecer una alianza con los príncipes vecinos mientras no conozcamos sus designios. No estamos preparados para dirigir un ejército en marcha a menos que estemos familiarizados con el rostro del país, con sus montañas y bosques, sus peligros y precipicios, sus pantanos y marismas. No seremos capaces de aprovechar las ventajas naturales a menos que utilicemos a los guías locales. 

53.  Ignorar cualquiera de los siguientes cuatro o cinco principios no beneficia a un príncipe guerrero. 

54.  Cuando un príncipe guerrero ataca a un Estado poderoso, su capacidad como general se demuestra impidiendo la concentración de las fuerzas enemigas. Impone respeto a sus contrincantes e impide a sus aliados unirse contra él. 

55.  Por ello, no se esfuerza por aliarse con todos y cada uno de ellos, como tampoco fomenta el poder de otros Estados. Lleva a cabo sus propios y secretos designios, imponiendo respeto a sus antagonistas. De ese modo, puede apoderarse de sus ciudades y derribar sus reinos. 

56.  Concede recompensas sin considerar las reglas, emite órdenes sin tener en cuenta las disposiciones previas y podrás manejar un ejército entero como si sólo tuvieras que vértelas con un hombre. 

57.  Pon a tus soldados ante los hechos consumados y nunca permitas que conozcan tus designios. Cuando las perspectivas sean brillantes, preséntaselas así, pero no les digas nada cuando la situación sea sombría. 

58.  Sitúa a tu ejército en peligro mortal y sobrevivirá, lánzalo a situaciones desesperadas y saldrá de ellas con seguridad. 

59.  Pues es precisamente cuando una fuerza ha caído en la desgracia cuando es capaz de propinar un golpe decisivo para la victoria. 

60.  El éxito en la guerra se obtiene acomodándonos cuidadosamente a los propósitos del enemigo. 

61.  Al mantenernos persistentemente pegados al flanco del enemigo alcanzaremos éxito a la larga en acabar con la vida de su comandante en jefe. 

62.  A eso se le llama la habilidad de conseguir algo por pura astucia. 

63.  El día en que te hagas cargo del mando, bloquea los pasos de la frontera, destruye las cuentas oficiales e impide el paso de toda clase de emisarios 

64.  Mantén una actitud severa en la cámara del Consejo, de modo que puedas controlar la situación. 

65.  Si el enemigo dejara una puerta abierta, tienes que precipitarte por ella*. 

*Hay que aprovechar las oportunidades y los vacíos que dejan nuestros competidores. 

66.  Anticípate a tu contrincante apoderándote de aquello que te sea más querido y procura hacerlo cuando él llegue al terreno. 

67.  Sigue el camino definido por la regla y acomódate al enemigo hasta que puedas librar una batalla decisiva contra él. 

68.  Al principio, pues, demuestra la timidez y coquetería de una doncella, hasta que el enemigo te ofrezca una apertura; después, imita la rapidez que la liebre que corre y el enemigo ya no dispondrá de tiempo para oponerse.

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