El barco que aparece en la película “La Isla” (Michael Bay, 2005) fue llamado Renovatio, cuya traducción del latín es “Resurrección”. Y eso, que no está destinado a los mortales de a pie (no, no me refiero al barquito de marras) es una acepción metafórica que sí empleamos para determinar un vuelco en nuestras vidas. Como también es una alusión al hecho de recomenzar, de volver a fijarnos un camino distinto, más acorde a nuevas circunstancias y promovido por un profundo deseo o necesidad de cambio. Implica dejar atrás prejuicios, sinsabores o fracasos para abordar nuevos retos y afrontar decisiones. Pero sobre todo requiere de un profundo autoconvencimiento, una disposición férrea que quizá muchas personas sean incapaces de aplicar, probablemente por el temor a lo desconocido o a lo que todavía asusta más: el fracaso.
Y de cara al presente año, es precisamente esta palabra la que muchas personas, en los departamentos comerciales, ven en lontananza. Sin embargo, en la mayoría de los casos la observación de este tabú es más una cuestión de errores en las previsiones, motivadas frecuentemente por la urgente necesidad de cash-flow. Aún así, siendo conscientes del apremio, es necesario ejercitar ciertas dosis de paciencia que nos permitan abordar nuevas estrategias. Romper moldes, eliminar clichés, borrar temores y focalizar el interés en la nueva aspiración no se hace de la noche a la mañana.
Pero de nada sirve aferrarse a la estructura de siempre como inamovible política de desarrollo en el departamento. El “siempre lo hemos hecho así” garantiza la condena inapelable y no constituye sino una prueba indiscutible más de que urge tomar decisiones por impopulares, dolorosas o quizá arriesgadas que estas sean. Por eso es necesario establecer también nuevos hábitos que eliminen toda confusión frente a la nueva línea de acción. Las buenas acciones reiterativas sujetas a un ordenado plan –por qué no decirlo- “agresivo” deberían instaurarse casi como obligación diaria, porque estas acciones ayudan a involucrar al subconsciente predisponiéndolo a la acción orientada a la venta y servicio al cliente. De esta forma se es capaz de llevar a la práctica el “renovatio”, dejando atrás formas y actitudes obsoletas.
Y de cara al presente año, es precisamente esta palabra la que muchas personas, en los departamentos comerciales, ven en lontananza. Sin embargo, en la mayoría de los casos la observación de este tabú es más una cuestión de errores en las previsiones, motivadas frecuentemente por la urgente necesidad de cash-flow. Aún así, siendo conscientes del apremio, es necesario ejercitar ciertas dosis de paciencia que nos permitan abordar nuevas estrategias. Romper moldes, eliminar clichés, borrar temores y focalizar el interés en la nueva aspiración no se hace de la noche a la mañana.
Pero de nada sirve aferrarse a la estructura de siempre como inamovible política de desarrollo en el departamento. El “siempre lo hemos hecho así” garantiza la condena inapelable y no constituye sino una prueba indiscutible más de que urge tomar decisiones por impopulares, dolorosas o quizá arriesgadas que estas sean. Por eso es necesario establecer también nuevos hábitos que eliminen toda confusión frente a la nueva línea de acción. Las buenas acciones reiterativas sujetas a un ordenado plan –por qué no decirlo- “agresivo” deberían instaurarse casi como obligación diaria, porque estas acciones ayudan a involucrar al subconsciente predisponiéndolo a la acción orientada a la venta y servicio al cliente. De esta forma se es capaz de llevar a la práctica el “renovatio”, dejando atrás formas y actitudes obsoletas.
Pues bien: toda esta disertación-parrafada no es más que mi interpretación sobre el monográfico de Mandino basado en la primera parte de “El vendedor más grande del mundo” y más concretamente sobre el pergamino nº 1. Y en aquel momento ya coincidíamos en que estos criterios no tenían por qué ser únicamente de aplicación al mundo de las ventas.
La decisión de cambios, el reajuste de nuestra perspectiva para evitar el fracaso, la adquisición de nuevos hábitos de vida y la ruptura definitiva con el pasado es aplicable tanto a la vida profesional (se hable de departamentos de ventas como en la sección de mantenimiento de ventiladores suspendidos) como a la personal. Manuel Granada hacía mención a la necesidad de establecer mecanismos de control, de incentivación, de motivación ante cierta degeneración profesional (aunque entrecomillando esto último). Fernando López aludía a similitudes con la filosofía budista en ese primer pergamino del autor (y Fernando, que como buen viajero es sólido conocedor de los pensamientos por aquellos lares, seguro que tiene razón).
No obstante, aludiendo al latinajo con el que he comenzado el escrito, estimo que va a necesitarse en su aplicación para las dos vertientes. Porque me temo que una vez Melchor, Gaspar y Baltasar tomen su camino de retorno a Oriente, por aquí todavía nos van a seguir cayendo chuzos de punta. Y la verdad es que me da a mí que la presidencia europea no va a acolcharnos el primer semestre de 2010. Ojalá me equivoque.
"Renovarse o morir" Es la frase que hemos acuñado para justificar el progreso ciego que nos ha conducido a dónde estamos.
ResponderEliminarEl “siempre lo hemos hecho así” es la otra cara, el inmovilismo. Yo abogo por el camino del medio. Lo que me parece difícil es unificar criterios, ya que todos tenemos nuestra verdad y eso lo hemos "consagrado". Y muchas verdades no son la VERDAD, así que viva la Torre de Babel.
Hola Germán:
ResponderEliminarLos cambios son terriblemente difíciles. Una compañera me pasaba "el año pasado" un powerpoint de esos que circulan por ahí, que venía a decir que las células de nuestro cerebro se encuentran más cómodas en la rutina y que sólo el mero hecho de cambiar el cubo de la basura de lugar dentro de casa estimularia su funcionamiento.
Y digo yo: si somos incapaces de estos pequeños cambios en nuestras rutinas caseras, imagínate lo que cuesta cambiar otras rutinas más trascendentres.
Pues eso.
Un abrazo.
Hola, Katy:
ResponderEliminarYo considero la renovación como una oportunidad que nos concedemos. En mi caso, por mi decisión de abordar un campo totalmente distinto, quizá no pueda todavía romper con la dedicación pasada pero tanto el inactivo mercado como mi afán por dedicar todo el tiempo posible a avanzar en mi posicionamiento en un nuevo sector, constituyen prácticamente un condicionante absoluto. No entro con grandes aspiraciones, sino con ganarme la vida de forma suficiente pasándomelo todo lo bien que pueda. No obstante, estoy contigo en que todo aquel que piensa únicamente en "amasar" como medida de triunfo está absolutamente equivocado en sus valores.
Un abrazo, Katy.
Hola, Javier:
ResponderEliminarla verdad es que también depende del motivo y circunstancias que promueven el cambio. En mi caso, en el momento en que he decidido definitivamente centrar mis intereses profesionales en otro campo, me he ilusionado como hacía tiempo que no me ilusionaba (a nivel profesional, claro). Y eso que no dejo de ser consciente de lo difícil que es meter la nariz en este mundo audiovisual. Todo es un proceso de maduración de ideas hasta que se forja la decisión (¿de verdad quiero esto? ¿Sí? ¡Pues a por ello!).
Un abrazo, Javier.
Hola Germán:
ResponderEliminarVuelvo a la actividad y me encuentro con esta entrada tan bien escrita. Por algún resorte que nos viene mal de fábrica es cierto que cambiar de rutina es casi tan difícil como cambiar de equipo de fútbol de nuestros amores excepto cuando nos encontramos en esa circunstancia excepcional de "no tengo nada que perder" momento en el que se libera nuestra faceta más indagadora de nuevos caminos. Es como lo que sucede con la crisis, que sólo busca salidas aquel a quien le afecta, a los otros no.
Cuando pasen los reyes o mejor, el día 11 que es lunes será el momento de ver cómo afrontamos el camino que tenemos por delante. Y no esperemos que a los que les haya ido bien en el pasado se dispongan a renovar mucho o nada.
El otro día estaba en un notario que se quejaba de que el trabajo le había bajado mucho, pero aún y así eran más de las ocho de la tarde y aquello estaba de bote en bote. ¿Qué va a cambiar ese hombre? Nada.
Lo realmente importante es lo que dices en tu respuesta al comentario de Javier: ¿de verdad quiero esto? ¿Sí? ¡Pues a por ello!.
Feliz año. Pronostico que te irá bien.
Hola Germán:
ResponderEliminarEstupendo el post. ¡Enhorabuena! Muy de acuerdo con mucho de lo expuesto en los comentarios: siempre cuesta cambiar pero me temo que esta crisis no da pie a dubitaciones: hay que tomar decisiones, independientemente de que sean continuistas o no. Por mi parte, creo que no hay que tener miedo al cambio ni al conflicto porque sirven para crecer.
De cara al 2010, decirte que en la bodega hemos cerrado el 2009 con record histórico de ventas, pero que las cifras, las cuales iban camino de estratosféricas en octubre, se han quedado mermadas por una campaña de Navidad muy floja (en sintonía con el sector, vaya). Todo ello me hace pensar que tal vez por aquí lo peor no haya pasado. Como dato negativo, el saber que España no genera empleo mientras no crezca por encima del 2-3%, lo cual no tiene pinta que vaya a ocurrir ni este año ni el siguiente. Como dato para la esperanza, el ahorro ha alcanzado cotas históricas. Al final la economía tiene mucho de confianza y se ocurre algo que anime a la gente, hay dinero para que la maquinaria se vuelva a poner en marcha.
Un fuerte abrazo
Hola, Josep:
ResponderEliminarTienes toda la razón. Porque yo ya he comentado en alguna ocasión que la circunstancia que motiva mi decisión es precisamente que, tal y como está el mercado, no hay demasiado que perder. Por otro lado, también he de decir que mucha gente más de la que me esperaba me ha animado a ello (y no sólo de mi entorno cercano). Pero sí, dar un giro implica antes que nada claridad de intención y firme voluntad. ¿El notario? Quizá se decida a darse una vuelta por algunas entidades bancarias, peo lo dudo yo también. En cualquier caso, no creo que vaya a hacerle falta ninguna campaña.
Feliz año a ti también. Y en cuanto al pronóstico, voy a forjarme el deseo de que tengas algo de adivino (aunque no creo nada de estas cosas, pero quién sabe). Eso sí: si algún día decides convertirte en productor (¡toma renovatio del ala!) me llamas, ¿de acuerdo? (jajaja).
Un abrazo, Josep.
Hola, Fernando:
ResponderEliminarCon lo que ya se sabe por ahí de tu gestión, no me extraña lo que me anuncias en cuanto a cifras de ventas de Prado Rey. Lo que lamento es que no hayáis terminado a contracorriente en la tendencia generalizada del sector. En general, en cuanto a los mercados, dudo que podamos generar empleo y mejor no hablemos de revertir los datos, porque a lo peor nos comemos una década. Yo, que no sé de economía, he leído que si bien la tasa de ahorro se duplica, también se contrae la renta disponible y suben los impuestos. Mientras el mercado financiero siga en situación de stand by y las cifras de paro sigan incrementándose (yo creo que a las cifras oficiales hay que añadir entre un 5 y un 10% por formación en desempleo), la maquinaria de arranque que puede suponer el consumo va a tardar en ponerse en marcha. No sé, no sé…
Muchísimas gracias por tus comentarios, Fernando (por todos). Un fuerte abrazo también a ti.
Parece algo intrinseco a la naturaleza humana, incluso yo caigo sin quererlo, despues de unas vacaciones, navideñas o de verano, surge esas sensaciones cargadas de nuevos propositos... Supongo que lo de renacer es de conjugación obligada para el ser humano.
ResponderEliminarHe oido en la radio las pildoras que lanzan los principales rotativos europeos acerca de esta presidencia española... ufff...
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola Germán:
ResponderEliminarVaya te había escrito un super "renovatio" comentario, pero se esfumó. Intentaré reproducirlo.
Cuando aún no había llegado el 2009, en casa de mis padres, se recibió un calendario de pared que envíaba un primo mío desde Venezuela, de los que repartía en su negocio.
Me llamó la atención ver que empezaban la semana en domingo (no está mal), pero me entretuve mirando las páginas porque cada mes traía una cita distinta. Una llamó, particularmente, mi atención:
"En China, la palabra "crisis" está formada por dos caracteres "peligro" y "oportunidad".
Te animo a seguir esa "oportunidad" que la "crisis" te permite intentar, a la vista que tampoco hay mucho que perder, como apuntas. Yo también me encuentro en un momento parecido y pienso intentarlo porque veo el "peligro" en la otra zona, jeje.
Dice el refranero que "En río revuelto, ganancia de pescadores".
Pues mi deseo es que este año nos transforme en "pescadores de sueños" y podamos aprovechar la "oportunidad".
Saquemos nuestra mejor motivación y nuestra "excelencia" (como comenta en su último artículo Josep Julián) e intentemos "renovarnos".
Un abrazo grande, Germán...y adelante.
Hola, Gabi:
ResponderEliminarlo cual denota tu sana aspiración a la mejora o reciclaje de proyectos o propósitos. ¿Quién -de los que no se consideran elementos inertes- no querría progresar en tal o cual aspecto? Aunque sólo fuese por perfeccionarse, sin ánimo de exhibir o evidenciar nada ante los demás, lo cual lo convierte en esa conjugación obligada (por inherente) de la que hablas.
Por cierto, tú ya has ejercido un cierto renovatio en tu imagen. Lo malo es que por aquí se continua con el mosqueo (¿qué c... querrá decir lo del caracol? -jejeje-).
Ah, y sobre lo de la presidencia europea, me dio cierta pena ver que se convocaba un comité de sabios para afrontar propuestas y lo que vi sentado en el sillón de Moncloa, pues... que eso, que ya veremos.
Un abrazo y gracias por pasar, Gabi.
Hola, María:
ResponderEliminarantes que nada quiero decirte que me alegro de ver que comienzas a retomar tu participación en la blogosfera, porque también a ti se te ha echado mucho de menos.
¡Qué rabia, ¿verdad? A mí me ha pasado en muchas ocasiones, y creo que voy a formarme el hábito de responder comentarios escribiendo primero en word y luego copiar-pegar. Así, si el comentario se pierde en una página, lo recupero enseguida.
Yo espero sinceramente que la idea de proyecto que te plantees pueda tomar forma (no sé si tiene que ver con T-Koso u otra área distinta) pero en cualquier caso me encanta la frase que empleas: "pescadores de sueños". Sugerente y motivadora, para repetírsela uno mismo todos los días. Cuando tengas tu DAFO, me cuentas, ¿vale?
Un fuerte abrazo y muy bienvenida de nuevo. Ya sabes que me alegro mucho de leerte.
P.D.: parece confirmarse que todo era una cuestión muscular. La cosa va bien. ¡Gracias por los tin-tin, amiga mía!
Tengo la sensación de que solo hay "renovatio" cuando alguien es capaz de salir de una crisis muy profunda. Y, en general, creo que la crisis actual no va a tocar los cimientos de nuestra escala de valores. Más bien pienso que va a agujerearnos los bolsillos como nunca y que eso puede llevarnos a cambiar algunos hábitos... sin más.
ResponderEliminarDe hecho, la mayoría sigue quejándose y esperando a que la crisis pase para volver a vivir como antes.
Sin embargo la crisis -como tantas otras cosas- puede ayudarnos a estar alerta y tratar de reinventarnos todos los días. Y esto creo que merece la pena con tal de que lo consigamos un poco o de vez en cuando.
Hola, Alberto:
ResponderEliminarquien sabe verle las orejas al lobo sabrá establecer (o al menos intentar) nuevos modelos. Es cierto que en muchos casos esto no se lleva a cabo sino de forma colectiva o institucional, pero a nivel particular sólo la mera contemplación de valores olvidados es suficiente para adquirir un planteamiento distinto. Es como cuando en una curva el coche te patina y ves el acantilado a dos palmos de la ventanilla. Te aseguro que a la próxima vas a coger las curvas con un cuidadín...
Muchas gracias por pasarte y comentar, Alberto.
Un abrazo.