"Hoy comienzo una nueva vida. Hoy mudaré mi viejo pellejo que ha sufrido, durante tanto tiempo, las contusiones del fracaso y las heridas de la mediocridad. Hoy nazco de nuevo y mi lugar de nacimiento es una viña donde hay fruto para todos. Hoy cosecharé uvas de sabiduría de las vides más altas y cargadas de frutas de la viña, porque estas fueron plantadas por los más sabios de mi profesión que han venido antes que yo, de generación en generación. Hoy saborearé el gusto de las uvas frescas de las vides, y ciertamente me tragaré la semilla del éxito encerrada en cada una y una nueva vida retoñará dentro de mí.
El tiempo le enseña todas las cosas a aquel que vive para siempre, pero no puedo darme el lujo de la eternidad. Y sin embargo, dentro del tiempo que se me ha asignado debo practicar el arte de la paciencia porque la naturaleza no procede jamás con apresuramiento. Para crear el olivo, el rey de todos los arboles, se requieren 100 años. Una planta de cebolla es vieja después de 9 semanas. He vivido como una planta de cebolla, pero no estoy conforme con ello. Ahora quisiera ser el más grande de los árboles de olivo, y en realidad el más grande de los vendedores.
¿Y cómo lo lograré? Porque no tengo ni los conocimientos ni la experiencia para alcanzar la grandeza, y ya he tropezado en ignorancia y caído en el charco de la compasión por mí mismo. La respuesta es sencilla: comenzaré mi viaje sin el estorbo de los conocimientos innecesarios o la desventaja de una experiencia carente de significado. La naturaleza me ha proporcionado ya el conocimiento y el instinto muy superiores a los de cualquier bestia en el bosque; y a la experiencia se le ha asignado un valor exagerado, especialmente por los viejos que asienten sabiamente con la cabeza y hablan estúpidamente.
En realidad, la experiencia enseña sistemáticamente, y sin embargo su curso de instrucción devora los años del hombre de manera que el valor de sus lecciones disminuye con el tiempo necesario para adquirir su sabiduría especial. Y al final se ha malgastado en hombres que han muerto. Además, la experiencia se compara con la moda. Una acción o medida que tuvo éxito hoy será irresoluble e impráctica mañana. Solamente los principios perduran y estos poseo, porque las leyes que me conducirán a la grandeza figuran en las palabras de estos pergaminos. Me enseñarán más a evitar el fracaso que a alcanzar el éxito, porque ¿qué es el éxito sino un estado mental? ¿Qué dos personas, entre mil sabios, definirán el éxito con las mismas palabras? Y sin embargo el fracaso se describe siempre de la misma forma. El fracaso es la incapacidad del hombre de alcanzar sus metas en la vida, cualesquiera que sean.
En realidad, la única diferencia entre aquellos que han fracasado y aquellos que han tenido éxito reside en la diferencia de sus hábitos. Los buenos hábitos son la clave de todo éxito. Los malos hábitos son la puerta de entrada al fracaso. De manera entonces que la primera ley que obedeceré, y que precede a todas las otras es la siguiente: me formaré buenos hábitos, y seré esclavo de esos hábitos.
Cuando era niño, era esclavo de mis impulsos; ahora soy esclavo de mis hábitos, como lo son todos los hombres crecidos. He rendido mi libre albedrío a los años de hábitos acumulados y las acciones pasadas de mi vida han señalado ya un camino que amenaza aprisionar mi futuro. Mis acciones son gobernadas por el apetito, la pasión, el prejuicio, la avaricia, el amor, temor, medio ambiente, hábitos, y el peor de estos tiranos es el hábito. Por lo tanto si tengo que ser esclavo de los hábitos, que sea esclavo de los buenos hábitos. Los malos hábitos deben ser destruidos y nuevos surcos preparados para la buena semilla.
Adquiriré buenos hábitos y me convertiré en su esclavo. ¿Y cómo realizaré esta difícil empresa? Lo haré por medio de estos pergaminos, porque cada uno contiene un principio que desalojará de mi vida un hábito malo y lo reemplazará con uno que me acerque al éxito. Porque hay otra ley de la naturaleza que dice que sólo un hábito puede dominar a otro. De manera que a fin de que estas palabras escritas cumplan la tarea para la cual han sido designadas, debo de disciplinarme a mí mismo y adquirir el primero de mis nuevos hábitos que es el siguiente: leeré cada pergamino durante 30 días en esta forma prescrita, antes de proceder a la lectura del pergamino siguiente.
Primero, leeré las palabras en silencio cuando me levanto por la mañana. Luego leeré las palabras en silencio después de haber participado de la comida del mediodía. Finalmente leeré las palabras de nuevo antes de acostarme al finalizar el día, y aún más importante, en esta oportunidad leeré las palabras en alta voz. Al día siguiente repetiré este procedimiento, y continuaré de esta manera durante 30 días. Luego empezaré el siguiente pergamino y repetiré este procedimiento durante otros treinta días. Continuaré de esta forma hasta que haya vivido con cada uno de los pergaminos durante 30 días y mi lectura se haya convertido en un hábito.
¿Y qué realizaré mediante este hábito? Reside aquí el secreto oculto de todas las realizaciones del hombre. Al repetir diariamente las palabras, se convertirán pronto en parte integral de mi mente activa, pero aún más importante, se filtrarán también hasta la otra mente mía, ese misterioso venero que nunca duerme, que crea mis sueños y con frecuencia me hace proceder en una forma que no comprendo. A medida que las palabras de estos pergaminos son absorbidas por mi misteriosa mente comenzaré a despertar, todas las mañanas, con una vitalidad que no he conocido nunca. Mi vigor aumentará, mi entusiasmo se acrecentará, mi deseo de enfrentarme con el mundo dominará a todos los temores que antes me asaltaban al amanecer, y seré más feliz de lo que jamás había pensado que fuses posible en este mundo de luchas y de dolor.
Finalmente, descubriré que reacciono ante todas las situaciones que me confrontan como los pergaminos me ordenaron que reaccionara, y pronto estas acciones serán fáciles de realizar, porque todo acto se hace fácil con la práctica. De manera entonces que nacerá un hábito nuevo y bueno, porque cuando un acto se hace fácil mediante la repetición constante se convierte en un placer realizarlo, y si es un placer realizarlo corresponde a la naturaleza del hombre el realizarlo con frecuencia. Cuando lo hago con frecuencia se convierte en un hábito y yo me convierto en su esclavo y puesto que este es un buen hábito, esta es mi voluntad.
Hoy comienzo una nueva vida. Y me hago un solemne juramento de que nada retardará el crecimiento de mi nueva vida. No interrumpiré ni un día estas lecturas porque el día que pierda no podrá recobrarse jamás ni podré sustituirlo por otro. No debo interrumpir, no interrumpiré este hábito de la lectura diaria de estos pergaminos y, en realidad, los pocos momentos que pase todos los días en este nuevo hábito serán un precio insignificante que tendré que pagar por la felicidad y el éxito que serán míos.Y mientras leo y releo las palabras de los pergaminos siguientes, no permitiré jamás que la brevedad de cada pergamino ni la simplicidad de sus palabras me lleven a tratar livianamente el mensaje del pergamino. Miles de uvas se prensan para llenar una botella de vino y el hollejo y la pulpa son arrojados a los pájaros. Así es con estas uvas de sabiduría de los siglos. Mucho se ha filtrado y arrojado a los vientos. Solamente la verdad pura yace destilada en las palabras que vendrán. Beberé según las instrucciones y no derramaré ni una gota. Y la semilla del éxito ingeriré. Hoy mi viejo pellejo se ha vuelto como polvo. Caminaré erguido ente los hombres y no me reconocerán, porque hoy soy un nuevo hombre, con una nueva vida".
(Og Mandino).
(Og Mandino).
Un post muy intenso, la verdad.
ResponderEliminarCreo que los´hábitos son una de las bases de nuestro buen hacer (tanto personal como profesionalmente).
He podido comprobar a nivel profesional que "todo degenera" (lo digo muy entrecomillas) y que es necesario poner mecanismos de control, de incentivación, de motivación, etc...para que nos volvamos a "cargar las pilas2 porque es realmente complicado el aplicar los principios de tu post. Somos humanos, y en consecuencia, imperfectos.
Hola Germán:
ResponderEliminarEfectivamente, el volumen 2 lo conservo, aunque hace más de 10 años que no lo toco (lo buscaré). Yo la conclusión que saco de esto, es que es importantísimo tender al desarraigo de lo conocido si queremos estar satisfechos con nuestras futuras elecciones. Hay mucho de filosofía budista en este escrito, que por otro lado, exige cierta disciplina.
Gracias por compartirlo.
Un abrazo
Hola, Manuel:
ResponderEliminarantes de devolverlos, he decidido transcribir esta especie de "manifiestos concluyentes" de la conocida obra de Mandino (que yo precisamente no había leído). Ciertamente, es necesario situarse en ese año 1968 para adaptar convenientemente el contenido al entorno actual (y fíjate que no solo en el campo de las ventas). Pero creo que si sabemos traducir convenientemente esa adaptación podemos encontrar grandes similitudes cuarenta años después. Por lo que estoy viendo en el libro, todos esos escritos tienden a la automotivación sin perjuicio de que sean utilizados en segunda persona. Por eso estoy seguro de que tú, como director de equipos de ventas, encontrarás en ellos mensajes de plena vigencia (por supuesto otros serán obsoletos, pero ya me contarás).
Muchísmimas gracias por pasarte y comentar porque, dada mi procedencia comercial, tus opiniones son especialmente importantes.
Un abrazo.
Hola, Fernando:
ResponderEliminarcomo le decía a Manuel, voy a transcribir los "pergaminos" porque me parece que van a ser interesantes y, además, se quedarán en las etiquetas para quien los quiera copiar y pegar. Y parecen interesantes no solamente en el campo de las ventas sino que son extensibles a otras áreas. En cualquier caso, la conclusión que recoges es más que acertada: la eliminación de prejuicios que constituyan obstáculos al avance es necesaria.
Creo que la disciplina a la que alude Mandino viene ineludiblemente relacionada con su pasado alcohólico, si bien es cierto que (permíteme la redundancia poco ingeniosa) "toda disciplina exige disciplina" -vale, cierto, es muy mala, pero es que me ha salido así...-
Ya veremos qué paralelismos les vamos sacando a estos escritos con lo que hoy en día se nos cuenta.
Gracias por tu comentario, Fernando.
Un abrazo.
Negro tiene el Corazon, quien use estas enseñanzas nacidas del rencor y el desprecio.
ResponderEliminar"Los hombres buenos se reconocen a lo lejos como esas grandes montañas nevadas, y los hombres malos pasan inadvertidos como flechas lanzadas en la noche". Por eso usaba esa gran sonrisa carismatica Og.
No puedo estar de acuerdo en su comentario, Anónimo. Yo no atiendo a la vida personal del autor, pues la prosa relatada en esta obra no es presentada por el autor como ejemplo personal. De hecho, de grandes errores surgen frecuentemente grandes aciertos. Si tuviéramos que buscar en los orígenes de todos los escritos que han aportado grandes logros en las personas deberíamos someter a juicio previo todos y cada uno de los textos motivacionales que se han publicado.
ResponderEliminarEn cualquier caso, agradezco su opinión.
Saludos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe encanta!!! Cuando alguien me obsequió este libro, lo tomé como un regalo para la vida! Me activó en muchos sentidos y suelo recomendarlo por la belleza de su sencillez y la eficacia de sus resultados.
ResponderEliminarMe has inspirado a volver a leerlo y aplicar las enseñanzas como si fuera la primera vez. Gracias Germán, gracias y gracias de nuevo!!!!!!
Como decía en otro comentario en la entrada de un pergamino diferente, Catalina, celebro que la transcripción de los pergaminos de Mandino hayan servido de nuevo impulso de inspiración. Ha valido la pena, por ello.
EliminarSaludos.
Excente lectura
ResponderEliminarHola mi experiencia en esta lectura es muy buena,cada ves que se me olvida la leo . porque aveces nos salimos de los objetivos que marcamos.
ResponderEliminarMil y mil gracias por publicar estos valiosos pergaminos. Me facilitan mucho el desarrollo de hábitos, al no tener que cargar el libro. Qué buen blog.
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