Cuando nos referimos a la figura del líder, solemos centrarnos en las personas que reúnen determinadas características (y que aquí no voy a volver a enumerar). Y es cierto que son necesarias, porque alguien tiene que reunirlas. De otra manera, el liderazgo de por sí –que no la dirección, el mando, el control- no existiría.
Pero para que exista un líder siempre debe haber un equipo dispuesto a ser liderado. Y esas son condiciones que también son merecedoras de reconocimiento. No me refiero a la persona que acepta adoptar una posición subordinada, conocedora de sus limitaciones y entre cuyas inquietudes no figura precisamente comandar un grupo, sino a aquella que es absolutamente consciente de su integración en el interés común, reconoce las cualidades de su líder y se esfuerza por comprender y hacer también suya la visión de este.
¿Qué es un líder sin sus adeptos? En principio, nada. Si al menos no dispone de un buen porcentaje de incondicionales que arrimen el hombro para cerrar el círculo en el grupo, su liderazgo tiene los días contados. Pero eso no significa que el liderado tenga que ser un servil sumiso. El liderado es una persona inteligente que conoce perfectamente el desempeño de sus funciones, la necesidad de su trabajo para alcanzar los objetivos y con un criterio colectivo por encima de sus intereses personales. Incluso -¿por qué no?- es una persona que también reúne cualidades para el liderazgo pero sabe que su lugar y momento no es ese. Probablemente por esa razón, muchas personas que se dicen líderes han fracasado en sus proyectos al considerar a los miembros de su equipo como subordinados. Así, se convierten en meros jefes, directores o superiores, pero no en líderes. Porque como todos sabemos, el líder también es consciente de que en su grupo hay personas más inteligentes que él o ella, con un soberbio desempeño de sus específicas funciones.
Ahora bien, el líder necesita colaboradores según lo mencionado. Y es posible que la colaboración necesaria no sea precisamente la disposición de algunas personas en un momento dado. Evidentemente, cuando la nula disposición es perenne o continuada, existe un elemento que debe ser seccionado. Es así de crudo y necesario, algo que todos aceptamos, ¿no es cierto? Tenemos claros ejemplos sobre ello en el fútbol y Francisco Alcaide nos podría detallar muchos. De nada sirve el talento si está enfocado al individualismo, cuando la organización requiere precisamente de su simbiosis.
Bien, pues todo esto me lleva a la siguiente reflexión: en muchos casos, ser un colaborador liderado no es fácil. No es cuestión de humildad, sino de temple. Porque también hace falta ser una persona bien equilibrada para situarnos por encima de nuestra natural tendencia al individualismo de criterio. En muchos casos, como decía, hace falta ser muy bueno para olvidarse de uno mismo y seguir las pautas, porque es posible que no siempre visualicemos a la primera la estrategia conjunta y nuestra participación en ella. Aunque se lleven a cabo someros esfuerzos en la comunicación y el acertado estilo de dirección del líder no nos sea ajeno, en más de una ocasión surge la rebeldía interna (quizá –aunque sea por un corto periodo de tiempo- nos preguntaremos: “¿y esto por qué lo tenemos que hacer ahora?”). Incluso el hecho de que no se cuente en determinadas ocasiones con el liderado requiere del mencionado esfuerzo para el beneficio colectivo, el esfuerzo de la asunción del adecuado rol en el fuero interno y en el externo.
Por eso también es justo que el liderado exija comunicación (por qué) y reconocimiento (gracias), precisamente porque ha modelado su actitud y aptitud –sobre todo cuando paradójicamente se le pide no hacer nada- en aras de un éxito que generalmente se atribuirá al líder. El liderado callará y otorgará quizá aprendiendo a hacer prevalecer un día, en su futuro papel de líder, ese necesario espíritu de grupo.
No, no es fácil ser liderado. Es mucho más fácil ser un mero subordinado.
Hola, Germán:
ResponderEliminarMe ha gustado el ejercicio de cambio de perspectiva, ya que te has centrado en quien normalmente es olvidado.
Pienso que es también cuestión de estilos sociales. Algunos puede que se sientan cómodos en el role de "colaborador", pero sin duda para otros es todo un ejercicio de humildad.
Quizás haya también otra perspectiva poco común -aunque cercana a lo que cuentas dado que cualquier colaborador podría estar en la situación- que es la del lider que tiene que dejar de serlo en un proyecto y actuar como miembro de un equipo.
Totalmente de acuerdo, no sólo suscribo todo lo dicho, me parece muy importante que se le dé la relevancia que se merecen a los colaboradores.
ResponderEliminarQue cada uno sepa asumir su papel en determinados momentos -que no tiene por qué ser siempre el mismo- y que se tenga claro que en muchas ocasiones el obtener una mejora común o como grupo puede suponer pequeños sacrificios a título personal, que conviene explicar y agradecer.
Un abrazo
Pablo
Hola Germán:
ResponderEliminarHas cerrado el post con una verdad como un templo "no es fácil ser liderado. Es mucho más fácil ser un mero subordinado" porque condensa muy bien la diferencia entre un comportamiento activo de uno pasivo.
El liderado percibe claramente qué se espera de él y aspira a satisfacer esas demandas, más que activo está movilizado, mientras que el subordinado se limita a repetir una y otra vez lo que le mandan hacer sin poner nada de él en escena.
Muy buen post.
Un abrazo.
Hola Germán:
ResponderEliminarBuen post. Coincido con lo expersado en tus líneas y con lo que apunta n Alberto, Pablo y Josep Julian. Hay mucha diferencia entre un "liderado" y un subordinado o colaborador. Para mi , el liderado es el que asume el compromiso y comparte la visión del lider. Es decir están unidos. Y esa unión significa confianza y reconocimiento mutuo.
Un abrazo
Estaba pensando muy seriamente sobre mi experiencia profesional, y he ido recapitulando a todos los responsables de departamentos que he conocido, y en todos sus rol, es indudable que la nómina no nos hace lideres, ese papel de gestionador y a la vez de incentivador...Nada fácil.
ResponderEliminarTú final y el apunte de J.J. sobre quién es activo o quién deriva a ser pasivo es una realidad del cada día.
Un abrazo.
Hola, Alberto:
ResponderEliminarinteresante nueva vuelta la que aportas, porque conozco el caso de gente que va alternando su responsabilidad en la dirección con la de mero integrante. Las responsabilidades se asumen de una forma natural, tanto si ejercen la potestad de decisión como si al mes siguiente deben asumir su condición de "componentes del equipo" los cuales, al igual que los demás, aportan su trabajo en beneficio común.
Gracias por tu aportación, Alberto.
Un abrazo.
Hola, Pablo:
ResponderEliminar¿verdad? Qué importante esa asunción de la necesidad de alternancia, y me atrevo a decir que enriquece el espíritu de grupo cuando alguien a todas luces cualificado pasa a pertenecer al rango de tropa.
Gracias por tu participación, Pablo.
Un abrazo.
Hola, Josep:
ResponderEliminarotra de tus acertadas síntesis en un par de palabras: "activo", "movilizado"... Imagino que los consultores centraréis una parte de vuestro trabajo en la respuesta que los segundos o terceros de abordo vayan a dar al proyecto del cliente. Si las extremidades son endebles, se nos ha caído el muñeco al suelo.
Una vez más, gracias por tu suma.
Un abrazo.
Hola, Fernando:
ResponderEliminarfíjate, al final soy yo el que suscribe todas vuestras aportaciones, porque el sentido de unidad que citas es una de las acepciones que provee de naturalidad a lo que debe percibirse en el equipo de un proyecto.
Gracias por completar el contenido, Fernando.
Un abrazo.
Hola, Gabi:
ResponderEliminarni siquiera la escritura de otorgamiento de poderes nos hace líderes, efectivamente. Rememorar las cualidades de los respectivos responsables de los departamentos, quizá pasado el tiempo, te sitúa a las personas en el contraste con la experiencia que has ido adquiriendo, ¿a que sí? ¿Cambia ahora la percepción?
Gracias por pasarte y dejar tu reflexión, Gabi.
Quiero que sepas que no me olvido de los caracoles.
Un abrazo.
Hola Germán:
ResponderEliminarEl liderado que prefiere ser subordinado: muy bueno. Esto tiene relación directa con las personas a las que les gusta pensar y con las que prefieren obedecer. De estas últimas hay muchas más que de las otras. Es mucho más cómodo Y no estoy de acuerdo cuando acudimos a la motivación para justificar esta actitud. O al menos no siempre.
Otro tipo de "lider" es el "colega", que ni lidera, ni manda ni ná de ná. Estos también son abundantes. Con este tipo de lider cada uno va por su lado y todos felices: Partidas de mus juntos, comidas y más comidas... nunca hay problemas porque no se quieren ver.
Un abrazo
Hola, Javier:
ResponderEliminarañades una de las frecuentes problemáticas que también se dan en la empresa, esa en que la designación errónea del lider conduce a un singobierno en vez de a una estructura definida en sus responsabilidades, entre las que -lógicamente- Como dices, la apertura y la confianza no es lo mismo que "colegueo" y malo es cuando el subordinado lo malinterpreta así... pero peor todavía cuando el supuesto líder ha perdido su condición en el primer momento en que se acerca a esa postura.
Gracias por ampliar en tu aportación, Javier.
Un abrazo.
Hola Germán:
ResponderEliminarHe sido de las dos cosas: subordinada y liderada.
Hoy que soy de lo primero echo en falta lo segundo, tengo buen recuerdo, se trabajaba muy bien.
Ser liderado significa, ante todo, formar parte de un equipo, parte activa. Puedes ser la pieza más pequeñita de un gran reloj suizo, pero sin tí aquello no funcionaría así de bien.
Asi veo yo a un liderado: alguien que sabe quien es, donde está, para que está y en qué hace falta, pero que al mismo tiempo saben quien es, donde está, para que está y en qué hace falta.
Ser subordinado es más simple, solo requiere saber donde estás (más o menos ubicarte en la oficina, sin mapa) y para qué estás. Como no formas parte de nada concreto y si de un todo sin diferencias, si la pregunta que resuena en el despacho del director es "¿Para qué está?" , ya puedes ir sacando las fotocopias del carnet y la cartilla, porque te quedan dos afeitados en la empresa.
Otra cosa....a veces, las direcciones reunen a los empleados, sobre todo, en horas bajas y les animan a "implicarse más en la gestión", en "hacer suya la empresa". Tú te implicas cuando te "dejan implicar", cuando te hacen sentir bien, cuando cuentan contigo, cuando "pintas" algo. Pero que bueno es pedir implicación cuando las cosas van mal y ¿cuando van bien? ¿también prefieren tener "presuntos implicados" o subordinados convencidos?.
De momento soy lo que me dejan ser, así que "Esperaré" a ver si tengo suerte en el futuro y consigo un buen líder, porque haberlos haylos, pero no creas, eh?, no son tan fáciles de encontrar (los genuinos, de "marca").
Un fuerte abrazo, Germán.
Hola, María:
ResponderEliminar¿te he dicho alguna vez, por casualidad, que me gusta cómo usas los ejemplos de forma clarificadora (jejeje)?
Otro de los importantes complementos: la implicación de ida y vuelta en el liderazgo. Sí señora, ese es otro de los aspectos que en muchas ocasiones no se da: líderes implicados con sus liderados, lo que les lleva a reconocerles también en las vacas flacas.
Por cierto, el artículo de mañana te lo debo a ti. De modo que gracias por duplicado.
Dos abrazos, María.
Vaya, Germán, muchas gracias por todo; por decir que te gustan mis ejemplos "clarificadores" y por lo del próximo artículo. Madrugaré un poco más para no perderme el estreno, jeje.
ResponderEliminarMis saludos también por duplicado.
German, enhorabuena por el post. Me ha encantado y creo que da para debatir mucho.
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo contigo e incluso que para futuros líderes, es un buen entrenamiento el ser liderados durante un tiempo. Como bien dices, la diferencia entre liderado y subordinado puede parecer ténue pero es muy marcada. Suscribo lo del temple y añado humildad. Creo que es necesaria, no sólo para aceptar tu rol y aprender del líder, sino para saber plantearle también aquellas cuestiones en las que, a priori, puedas discrepar.
Un fuerte abrazo
Hola, Fernando:
ResponderEliminarmira, precisamente tú pones uno de los ejemplos del reconocimiento necesario del líder al liderado en el vídeo de YouTube cuando dices que los enólogos -a los que consideras los "artistas", y ahí está la clave del manifiesto- son los que deben sacar todo el "jugo" a la buena materia prima, reconociendo abiertamente la importancia de su trabajo (y seguro que también lo trasladas en privado). De esa forma, el liderado se siente un colaborador en su sentido más "integral".
Gracias, una vez más, por tus apreciados comentarios, Fernando.
Un abrazo.