"No emplees tu tiempo sólo en trabajar. Úsalo también para convencer... y generar así los acuerdos"

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lunes, 23 de noviembre de 2009

Adversidad, ¿para qué?

En el campo de concentración, todas las circunstancias conspiran para conseguir que el prisionero pierda sus asideros. Todas las metas de la vida familiar han sido arrancadas de cuajo, lo único que resta es “la última de las libertades humanas”: la capacidad de “elegir la actitud personal ante un conjunto de circunstancias”. Los prisioneros no eran más que hombres normales y corrientes pero algunos de ellos, al elegir ser “dignos de sufrimiento”, atestiguaban la capacidad humana para elevarse por encima de su aparente destino.

Sin llegar a los niveles por los que el Dr. Frankl relata en “El hombre en busca de sentido”, podemos llegar a la conclusión de que la adversidad no siempre tiene que contemplarse bajo un único prisma fatal. La adversidad es como un espejo que, en su reflejo, nos muestra también nuestras equivocaciones o nuestros defectos, como el contrapeso de la balanza que evita la visión falsamente idílica y etílica de nuestra percepción, el sutil (muchas veces doloroso) toque de atención que la vida sitúa en nuestro camino, aquello que hace que dejemos de mirarnos el ombligo.
Hay quien diría estar de acuerdo con esta idea, pero “casi mejor si contemplamos las adversidades en el prójimo y adquirimos así experiencia por contemplación, sin necesidad de acusar el golpe”. Pero en este caso tendríamos la importante carencia de poder aprehender. Sin cambios interiores y asunción real de conocimiento. Y desde luego, dejando la humildad para los demás.

Ningún hombre ni ningún destino –relata el Dr. Frankl- pueden compararse a otro hombre o a otro destino. Ninguna situación se repite y cada una exige una respuesta distinta. Unas veces la situación en que un hombre se encuentra puede exigirle que emprenda algún tipo de acción; otras, puede ser más ventajoso aprovecharla para meditar y sacar las consecuencias pertinentes. Y, a veces, lo que se exige al hombre puede ser simplemente aceptar su destino y cargar con su cruz. Cada situación se diferencia por su unicidad y en todo momento no hay más que una única respuesta correcta al problema que la situación plantea. Cuando un hombre descubre que su destino es sufrir, ha de aceptar dicho sufrimiento pues esa es su sola y única tarea. Ha de reconocer el hecho de que, incluso sufriendo, él es único y está solo en el universo. Nadie puede redimirle de su sufrimiento ni sufrir en su lugar. Su única oportunidad reside en la actitud que adopte al soportar su carga”.


Y esa actitud es la que nos va forjando. Personal o profesionalmente, los tropiezos en nuestro camino nos van alicatando de consideraciones que no solo son beneficiosas para nosotros, sino que nos proveen del conocimiento y el crédito que servirá para acciones u omisiones futuras, tanto en nosotros como en el cercano entorno al que podamos transmitir. Por eso la adversidad es necesaria. Porque nos hace ser conscientes de la real limitación de nuestras pretendidas capacidades y nuestra propia existencia. Por eso el sufrimiento tiene su parte buena, porque hace que volvamos la vista hacia nuestro interior y nos conduce a profundos periodos de reflexión, siempre que actuemos con la honestidad y la benevolencia con nosotros mismos para llevarnos sin engaño a reconocer, a aceptar… y a superar. No hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba, dijo Séneca.

La persona que no sufre, no crece. No “se entrena” para responderse a sí mismo ni a los demás. No adquiere determinados valores, ni puede transmitirlos y esa es la grandeza del ejemplo. Una vez sometido a escala el motivo de la adversidad, la respuesta adquirirá mayor o menor valor pero siempre, sea cual sea su importancia, tendrá –antes o después- sus consecuencias positivas.
Y podríamos seguir con aquello de “poner al mal tiempo buena cara”, pero ese ya es otro tema.

21 comentarios:

  1. Hola German:
    Esta entrada me ha servido para darle una nueva vuelta al tema de la adversidad.
    No conozco exactamente el contexto en el que el Dr. Frankl dice: "Cuando un hombre descubre que su destino es sufrir, ha de aceptar dicho sufrimiento pues esa es su sola y única tarea...", pero así a pelo, no comparto esta reflexión. Primero no sé si se puede descubrir que nuestro destino sea sufrir o no. Bueno, yo es que no creo en el destino. Pienso como tu que el sufrimiento nos hace más fuertes y que debemos aprender del mismo para superarnos. Conozco personas que cumplen a rajatabla esa premisa del Dr. Frankl. Piensan que su destino es sufrir y se pasan el día lamentándose de su destino. Yo trato de decirles que todavía tienen opción de elegir, que pueden salir del "agujero", pero nada, no quieren.
    A veces, muchas veces, es imposible salir de ese "agujero" pero otras sí. El único denominador común es que todos deberían (deberíamos) intentar salir y lo consigamos o no el aprendizaje nos hará más fuertes. Unos antes otros después se sale.
    Espero haber aportado algo.
    Un abrazo.

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  2. Que gran libro el del Dr. Frankl “El hombre en busca de sentido”. Durante años lo tuve de cabecera. Resurgir entre las cenizas utilizando toda la fuerza interior que el ser humano lleva dentro.
    Ningún hombre ni ningún destino pueden compararse a otro hombre o a otro destino. Porque somos únicos. "Estamos hechos en serio y no en serie"
    No hay que buscar el sufrimiento. La vida te va poniendo piedrecitas y en algunos casos hasta rocas en tu camino. La grandeza está en superarlas y vencerlas dentro de ti mismo, eso es lo que te hará más fuerte, más persona y con una mayor calidad humana.
    Bellísimo post.
    Un abrazo y que tengas una buena semana.

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  3. Hace más de 10 años que oigo hablar del libro y que incluso me refiero a sus citas, pero nunca lo he leído.

    También -como todos- he pasado en mi vida por las cenizas, y estaba seguro de haber aprendido, pero creo que se me ha olvidado.

    Gracias por recordármelo. Ahora tendré que hacer algo con ésto...

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  4. Hola Germán:

    Se dice que "lo que no te mata, te hace más fuerte". Yo añadiría "y distinto".
    Nadie que pase por un sufrimiento importante, que baje hasta el fondo de un pozo, etc. puede ser la misma persona que antes de padecerlo, si vive para contarlo. Se producen cambios de esquemas importantes, valoraciones nuevas, etc.

    Pero ¡ojo! también hay cosas que "matan" y hay cenizas que ni siquiera vuelven a rescoldos y no por capricho, ni por vagancia, ni falta de voluntad. Hay situaciones definitivas, de aquellas que no tienen remedio, que dejan huella visible y no es síntoma de debilidad, simplemente es la vida y también merece respeto.

    En el resto de las situaciones, instalarse en el lamento y refugiarse en el pasado para no afrontar una adversidad presente, tiene efecto "paralizante", que impide ponerse en el camino para revertir la situación.

    Todos, contínuamente, tenemos cenizas que necesitamos avivar pero habrá que soplar en la dirección correcta ¿no?.

    Un abrazo, Germán.

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  5. Hola Germán:

    Me pasa como a Alberto, que aun no he tenido la oportunidad de leer el libro, pero de estas navidades no pasa. Yo no creo que nuestro destino sea sufrir. Sufir parte forma de la vida, como reir. En lo que si estoy de acuerdo, es que sufrimiento enseña más que el no sufrimiento debido a que activa nuestra consciencia de las cosas.

    Del sufrimiento, como apuntan los comentaristas, tiene que salir uno y no estar lamentándose.

    Me ha gustado mucho la entrada.

    Un abrazo

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  6. Hola, Javier:
    en realidad, eso no debe tomarse así a pelo, por supuesto. Este párrafo está extraído del punto "La pregunta por el sentido de la vida" en el que Viktor Frankl y otros prisioneros en Auschwitz consideraban esos pensamientos como los únicos capaces de liberarlos de la desesperación. No obstante, el Dr. Frankl (fundador de la logoterapia como ciencia psicoterapeuta que ayuda al paciente a encontrar el sentido de su vida) alude a que el sufrimiento es, de alguna forma, necesario. No es la homeostasis lo que el individuo necesita sino esforzarse y dar el callo por una meta que le merezca la pena. De todas formas, yo entiendo de la frase que destacas el determinante posesivo ("su") en alusión a que es el individuo -él y no otro- quien debe hacer frente a la adversidad (que antes o después, en mayor o ínfima medida, se tiene) y de la que se debe ser plenamente consciente (ese destino atemporal que el hombre debe asumir que conocerá).
    Joé, perdona el rollo pero estas son conclusiones sobre cómo entiendo yo la frase de Frankl. La verdad es que el libro da para mucho, ¿eh?
    Muchas gracias por pasarte y darnos tu impresión, Javier.
    Un abrazo.

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  7. Hola, Katy:
    sí, señora, así como lo explicas. ¡Qué te voy a contar yo del libro de Frankl! Pero es un contenido que alguien más preparado que yo podría establecer como base de criterio al afrontar determinadas problemáticas dentro de la empresa (Alcaide ha aludido a él en varias ocasiones). Seguro que los especialistas en RRHH le habrán encontrado utilidad. Yo eché mano de él no hace mucho tiempo para formar un compendio de lecturas -combinadas con otras- orientadas a reflexiones en otro sentido distinto al de las cosas de la empresa (creo que ya sabes).
    Un abrazo y muchas gracias, Katy.

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  8. Hola, Alberto:
    te lo recomiendo. Yo tengo la edición del 79 de Editorial Herder (no sé si otras lo harían después, seguro que sí). Nadie hay que no pase por las cenizas (el mismo orden vital, de abuelos a padres e hijos nos obliga) en cualquier circunstancia; y en la que esta sea, todos aprendemos y aprehendemos algo. Si te lo agencias, estoy seguro -solo hace falta leerte- de que le sacarás partido, sin duda.
    Un abrazo y gracias por participar, Alberto.

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  9. Hola, María:
    bueno, no hace falta que aluda aquí a cenizas, ¿verdad? Te he contado y te seguiré contando las mías porque puedo decirte que tanto tus experiencias como tus consejos son un apoyo. Quizá esta sea una de mis respuestas más breves, pero te aseguro que encierra mucha más importancia que otras, ya sabes a qué me refiero.
    Un fuerte abrazo y gracias por estar aquí... y ahí.

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  10. Hola, Fernando:
    yo no creo que Frankl se refiera a que el sentido de nuestra vida es sufrir, sino que entendiendo "destino" como algo que va a sobrevenir, este debe afrontarse de una forma no solo plenamente consciente sino como exponente (uno de ellos) de nuestra dignidad humana. Fíjate que tú mismo comentas que sufrir forma parte de la visa y con ello aprendemos a ser más conscientes de las cosas. No obstante, ojo: las mías no son más que reflexiones no sustentadas en estudios al efecto (te prometo que en este post me digo: "caramba, Germán, que tú te dedicas a las ventas y ahora quieres variar el rumbo a otros menesteres que nada tienen que ver con la psicología, campeón"). Perdónenme los verdaderos entendidos en esto si me estoy aventurando de manera ufana.
    En cualquier caso, muchas gracias por sumar tu punto de vista que siempre es apreciado.
    Un abrazo, Fernando.

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  11. Fe de erratas... o no: en la respuesta al comentario de Fernando escribo "sufrir forma parte de la visa" cuando debía decir "vida". Pero, ¿seguro que la frase iba en principio muy desencaminada? ¡Porque miren Vds. que cuando llega el cargo a la cuenta bancaria se sufre! ¿O no?

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  12. Gracias, Germán.

    Tin, tin...

    Un abrazo grande.

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  13. Hola Germán: Magnífico post, me ha encantado y creo que viene al pelo para el momento económico actual. El otro día hablaba con un consejero de mi empresa. Yo he llegado a mi puesto actual antes de tiempo y por circunstancias de la vida. Lo cierto es que este año la bodega en ventas está yendo francamente bien, pero estamos sufriendo como todas las empresas la crisis del sector financiero y los problemas de la economía. El consejero me felicitaba por el año que estábamos realizando en tales circunstancias. Lejos de crecerme y ensanchar el pecho, le dije a corazón abierto, que para mi estaba siendo el año en el que se habían puesto de manifiesto todas mis carencias.

    Comentándoselo a un amigo mío, diciéndole que este año me estaban saliendo hasta canas, me decía: "Fernando, en el fondo deberias dar las gracias. Esta crisis es un máster, una oportunidad para aprender".

    La adversidad, como bien dices, nos hace darnos cuenta de todo aquello que nos falta por aprender, nos brinda la posibilidad de crecer y lo que es más importante, nos supone una cura de humildad. Aunque a veces no lo valoremos en su justa medida

    Me ha encantado el post, Germán.

    Un abrazo

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  14. Hola, Fernando:
    pues hombre, no sé si felicitarte o no por el acceso a tu puesto, pero lo que es evidente es que si los resultados y la opinión del consejero están avalando tu designación, la cosa no es para discutirla demasiado. Me alegro de la marcha de las ventas en la bodega: señal, también, de que las cosas se están haciendo como es debido. Sobre el sector financiero no puedo menos que sonreír al recordar uno de tus artículos en los que exponías el proceder de determinadas entidades en casos concretos.
    Aprendemos y aprenderemos en este periodo, Fernando. Seguro. Y seguro que será para bien.
    Gracias por tu comentario, Fernando.
    Un abrazo.

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  15. Fantástico post, Germán. La adversidad como oportunidad. Hay un libro muy recomendable titulado "Desde la adversidad" de Santiago Álvarez de Mon que merece la pena leer. Ejemplos de superación que sirven de modelos de referencia aunque como apuntas cada uno debe gestionar su "yo" de manera individualizada. Felicidades. Un abrazo.

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  16. ¡Caramba, Francisco, qué grata sorpresa!: es un honor saber que te asomas por esta página.
    Cierto, cada uno tenemos una visión, una forma de ver las cosas, una forma de afrontarlas y una forma de ofrecerlas. Existe más de un sentido desde el que gestionar el sufrimiento o la adversidad, pero no hay duda de que nuestra respuesta al mismo, a pesar de ser individual y única, puede contribuir de forma muy positiva en nuestro entorno.
    Me ha alegrado mucho verte por aquí.
    Un abrazo, Francisco.

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  17. Hola Germán:
    Con tu permiso, voy a dejar mi personal opinión sobre el particular. Cuando uno observa cómo reaccionan las personas ante la adversidad ve de qué madera están hechas y no me refiero a si se arrugan o no ante ellas. Acabo de leer un post de un bloguero no muy visitado en el que habla sobre los vencidos y dice que sólo merecen respeto cuando reaccionan con dignidad ante la derrota. La adversidad implica siempre una derrota de mayor o menor tamaño pero lo que es seguro es que la dignidad sólo aparece si se ha aprendido de ella. Puede aplicarse algo parecido a que no es lo mismo que la adversidad pase por ti que tú hayas pasado por la adversidad.
    Depende la vida que cada uno haya tenido en el sentido de las heridas que llevemos en el caparazón pero es indudable que sólo los que interiorizan la experiencia aprenden algo y les previene para las siguientes. Es como si uno dispusiera de más armas para el próximo combate.
    En general veo que las personas más superficiales banalizan la adversidad, pero no aprenden nada de ella y por el contrario, las más profundas obtienen algún beneficio de ellas porque saben qué parte de culpa tienen en lo que les ha pasado.
    Estos días hemos tenido una reunión familiar que ha hecho que hayamos pasado unos cuantos días juntos unas veinte personas. A todos nos han pasado o nos pasan cosas desagradables, algunos de ellos ahora mismo se enfrentan a problemas no económicos sino vitales y se observa claramente cómo reaccionan unos y otros ya no sólo los que tienen el problema sino cómo lo viven los demás. Lo de la superficialidad y profundidad a las que me refiero se ha puesto de manifiesto con toda claridad, así que muy oportuna tu entrada.
    Un abrazo.

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  18. Sabes que tú aquí no necesitas permiso alguno. Tus comentarios son siempre como la sal que condimenta el plato, de modo que siempre son esperados.
    No puedo (no quiero) comentar nada más a lo que expones, porque me parece lo suficientemente explícito. Sólo puedo identificarme con el problema familiar, porque en casa también tenemos uno vital desde hace un par de años y medio, de modo que yo también puedo decir que la adversidad nos visitó entonces y vivimos (pasamos por, como destacas) con ella.
    Un abrazo y, como es habitual, quedo agradecido por tu valiosa aportación.

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  19. Uy, perdón: el comentario anterior no lleva el saludo introductorio, Josep. Perdona, se me ha ido el santo al cielo y me he puesto a escribir directamente el contenido sin saludar.
    Un abrazo.

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  20. Hola German, es la primera vez que te dejo un comment, es que no podia evitarlo, me siento muy identificado, sobre todo porque esa adversidad edificante y necesaria..., me empezó a afectar hace casi 8 años, cuando mi padre sufrió el ictus. En ese momento la vida te abofetea, te tumba de un "directo" pero al tiempo te tiende la mano.Esa adversidad me ha hecho crecer y como relatas en tu post, ese "crecimiento", ese aprendizaje, esa formación me ha ayudado a conocerme, a encarar la vida tanto social como laboralmente. Me ha hecho ser mucho mas empatico, ahora comprendo perfectamente el sufrimiento ajeno, lo siento y reacciono con aplomo, con proximidad. A veces pienso que mi vida habria sido mas facil sin ese infarto cerebral..., pero al final, casi murmuro que prefiero que haya sido así, ahora me encuentro mejor conmigo mismo, creo que soy mejor persona gracias a esa adversidad, que suele llegar sin avisar, así de golpe, con dureza, sin dobles lecturas ni juegos de palabras.
    Un saludo German.

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  21. Hola, Pedro:
    me alegro sinceramente de que te asomes para comentar.
    Bueno, es cierto que tenemos muchas formas de aprender, aunque las más drásticas precipiten y aviven los procesos. No quiero decir con esto que las adversidades sean convenientes, sino que lo beneficioso es la forma en cómo respondemos ante ellas porque es eso lo que nos va haciendo personas en toda su extensión. Has nombrado la empatía como uno de los elementos que surgen de la vivencia propia al verla reflejada posteriormente en los demás, pero estoy seguro de que además de haber afrontado con entereza vuestro trance en casa, existe el ejemplo proyectado en los demás (quizá en quien no sospechas -en a familia, en el barrio, entre los clientes-) cuyo alcance no puedes contemplar, pero que sin duda está ahí y ha sido beneficioso para más gente en mayor o menor medida. Te lo digo con conocimiento de causa. Ha pasado tiempo y os habéis amoldado a la nueva situación, pero existe una consecuencia también innegable: hoy en día (y mañana, y pasado, y al otro) puedes aconsejar a tu entorno sobre cómo tratar de responder ante las adversidades.
    Muchas gracias por hacernos partícipes del ejemplo, Pedro.
    Un fuerte abrazo y mucha suerte en casa.

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