"No emplees tu tiempo sólo en trabajar. Úsalo también para convencer... y generar así los acuerdos"

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lunes, 8 de febrero de 2010

De Range Rovers y camellos

Estoy convencido de que las cosas me salen mejor cuando las preparo sobre el papel. Yo soy algo nostálgico y por eso funciono todavía con una de esas agendas de anillas. De verdad, es cierto. Ya saben muchos de ustedes, por los comentarios reflejados en este y en otros blogs, que mi nivel en tecnología no es precisamente un modelo de IT, pero no es ese el motivo completo que me lleva a hacer algunas cosas “como antes”.

La llamada antigua usanza tiene una parte de tradición y seguridad, pero también de nostalgia. El puchero de siempre, escribir con pluma, los juegos de mesa, las películas clásicas… todo tiene su componente de rememoración pero también de valor, quizá porque proviene de un concepto más mecánico y artístico, porque todavía percibimos en ellos el principal aporte humano. ¿No parecen más limpias y más frescas las sábanas de la abuela del pueblo que las que una lavadora en un séptimo piso centrifuga a velocidades de vértigo? ¿Y qué me dicen de ese cocido que se ha tirado dos horas en el lento fuego? Al final -como en esas sólidas sillas de madera- vemos el trabajo de unas manos que pacientemente han estado procesando los artículos para obtener el resultado deseado.

Puede que lo que intuyamos sea que las sillas provienen en realidad de una fábrica de Benetúser, el puchero de fabada es un extracto de ciertos botes que llevan la marca “Litoral” y que en el sótano de la casa rústica hay una lavadora Zanussi de última tecnología. Pero vemos el pueblo (con ADSL de banda ancha), las vacas (si uno abre cualquier nevera en ese pueblo verá un tetra-brik de Leche Pascual aunque aun así le parece que la leche sabe mejor), los bosques (nadie es capaz de pensar que un leñador se habrá puesto a talar un par de árboles para que un anciano carpintero extraiga de los troncos esas sillas), la chimenea (la casa tiene un potente Saunier-Duval) y algún perro dócil, como los dóciles perros de los pueblos (y como te acerques al bicho sin conocerlo te arrea un bocao en la pantorrilla o allá en partes a las que el animalito alcance a enganchar, porque al fin y al cabo es un perro como todos los perros) y con todo ese entorno pensamos que la calidad está presente. La calidad de siempre, la tradicional.

¿Por qué no somos capaces de aplicar esa percepción a los productos que trabajamos? Y no me refiero a que debamos orientar la idea del público al “hecho a mano con el método tradicional” (a ver quién se cree esto con una HP2480 con escáner y fax) sino que la calidad de lo que vendemos es a prueba de compradores exigentes y tozudos. Tanta productividad, cadenas, flujos, made in China, altas de contratos de servicios secuestrados, taxis negros y amarillos o blancos con raya roja y chufas on-line varias nos han inclinado un pelín a la desconfianza. Concedemos que el mundo debe seguir un criterio de adquisición-proceso-precio-marca-consumo, que tiene que agilizar en unos casos y abreviar en otros, porque la pasta es la pasta. Y sin embargo, el parné también lo es en los pueblos pero parece que allí carezca un poco más de valor.

Yo no he estado nunca, pero he visto los reportajes en los que la gente se sube a lomos de un camello a bailar sobre su joroba para recorrer unos cuantos kilómetros de desierto. Ahí arriba se balancea doña Fulana contemplando el árido paisaje. Acabará seguramente con un dolor de caderas de tanto vaivén, pero ha disfrutado de su viaje. Ella no guiaba al camello y simplemente estaba subida sobre el ungulado animal, siguiendo una ruta aprehendida ya en la memoria de ese y del resto de los animales de la expedición. ¿Cruzar el desierto en un Range Rover con asientos de cuero y aire acondicionado? ¡Bobadas! En el desierto al estilo tribu, faltaba más (pero señora: las tribus de hoy ya disponen de Range Rover con asientos de cuero y aire acondicionado y los camellos los dejan para que usted pague una pasta por subirse).

Sí, lo tradicional sigue vendiendo aunque ya no tenga tanto de tradicional. Pero asociamos la idea de tradicional a lo bien hecho porque hemos adquirido el prejuicio de las carencias, los errores y los “donde dije digo, digo Diego” en el mundo de los avances tecnológicos (y lo que te rondaré, morena). Prestamos nuestra confianza casi incondicional a aquello cuya proveniencia se asocia a sistemas pretéritos, mecánicos o manuales, sin prevenir en muchos casos que los avances se dan ya en casi todas las áreas. ¿Por qué no sabemos impregnar esa misma idea en nuestro producto del presente? ¿No será que en realidad no queremos avanzar tan deprisa como lo estamos haciendo? ¿Quizá nos cuesta mantenernos en la misma línea de crecimiento? ¿O será por esto último por lo que nos encontramos más descubiertos y pueden así darnos hasta en el carnet de identidad?

Seré bobo, pero echo de menos la Vespa y el 1430. Quizá en parte es por eso por lo que funciono con mi agenda de anillas. Eso sí: lo que ya será más difícil es que me vean a lomos de un camello emulando a Lawrence de Arabia. La verdad, prefiero el Range Rover.

(P.D.: ¿les gusta la foto de mi amigo Segismundo? Bueno, yo lo llamo "Segis" -la confianza de muchos años, ya saben-. Viéndolo así, hasta puede percibirse su halitosis... pero en el fondo es un camello muy majo).

18 comentarios:

  1. Hola Germán:

    Un post de estos para pensar y repensar. Lo cierto es que muchas veces pensamos que lo nuevo tiene (gato encerrado) y optamos por lo que nos contaron y lo que vivimos. Así todo lo que suene a tradicional, de la abuela, de la granja, clásico, parece dotado de una autenticidad que como en el caso del camello sólo es parte del marketing para nostálgicos.
    Y que a mi no me parece mal, siempre y cuando sea real.
    Un abrazo

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  2. Hola, Fernando:
    desde luego, yo tampoco lo catalogo como falso. Nuestra tendencia a lo de siempre parece que oculte que lo de hoy también forma parte de lo de siempre, pero creo que nuestra adaptación va algo más lenta que lo que los tiempos anteriores requerían. ¿Qué dirán de estos tiempos las generaciones entrantes?
    Un abrazo, Fernando.

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  3. Holsa Germán:
    Siento decírtelo pero te estás haciendo viejo. Este discurso nostalgico sólo tiene relación con la edad y con épocas un poco lejanas que nos ofrecían otra "calidad de vida". Y es que hemos hecho todo este recorrido para darnos cuenta de que con la vespa y el 1430 vivíamos mejor. Y no te digo con el cocido madrileño a fuego lento. Me apunto a esta moda retro.
    Aquí cerca de Barakaldo hay un barrio denominado LA ARBOLEDA. Es un barrio rural que se ha ido quedando despoblado. Ahí está el restaurante de LA SABINA, que pone unas alubias de chuparse los dedos. Cuando algún empresario importante quiere quedar bien con un cliente, ¿a que no sabes dónde le lleva?
    Un abrazo.

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  4. Hola Germán tu post hoy me parece impregnado de acordes nostálgicos... (¿Todo pasado fue mejor?)
    Cada cosa tiene su tiempo y su momento. hasta los camellos. Si yo a mis hijos hoy les hablo de este pasado es que ni me escuchan, no lo entienden simplemente o te llaman antigua con todo su cariño.
    Si tú a un indígena del amazonas le hablas de lo que es una ducha, te miraría alucinado, el solo sabe bañarse en en el río. Yo te entiendo porque he vivido lo que tú, pero en ventas creo en el " renovarse o morir" y los jóvenes de hoy a quienes van dirigidas las ventas no quieren saber de vespas, sino de superbólidos que van a 240 kms por hora, salvo algún coleccionista que los hay.
    ¿Y porque es mejor el café de puchero que el de Nespresso?
    Tu post es para reflexionar y daría lugar a otros post :)
    Un abrazo

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  5. Hola Germán
    Muy buena la reflexión y, además casualmente, hoy también hablo yo de desierto, range rovers y el valor de lo sencillo.
    Un saludo

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  6. Yo creo que también prefiero el Range Rover al camello...

    Ese valor de lo tradicional ha sido bien aprovechado precisamente por los de la fabada Litoral, aunque sin enfocarse tanto en la tradición, todos conocemos las marcas "de toda la vida" en las que confiamos casi a ciegas (y sabemos que no nos van a defraudar)

    Otro ejemplo es el clásico mensaje de "Desde 1930..." que nos lleva a creer que si hace tantos años que están prestando un servicio a sus clientes, será porque es bueno.

    Estupendo (y nostálgico) post.

    Un abrazo
    Pablo Rodríguez

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  7. Hola Germán:
    Pues yo te comprendo, qué quieres que te diga. Oye, que es verdad que la vespa frenaba fatal y que el 1430 chupaba más que un bebé la teta de su madre pero asociamos a esas imágenes un valor permanente. En Barcelona todavía circula un taxi modelo Seat 124 con matrícula de Teruel.
    Lo malo de ahora es que ya en su diseño viene impresa su fecha de caducidad. Me compré una agenda Palm hace unos años y al cabo de un par de años ya no había recambios, además de que, por supuesto estaba descatalogada.
    Con esos polvos se construyen lodos de desafecto y nos alegramos de tener en nuestras manos una grapadora Casco de toda la vida desechando las de ahora.
    Respecto a lo del desierto, personalmente prefiero el 4x4 pero eso no tiene que ver con lo nuevo o antiguo, sino con el respeto que siento por mis posaderas y el valor que le concedo al tiempo.
    Un abrazo.

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  8. Hola, Javier:
    Naaaa, no lo sientas, hombre. ¡Si mi madre está todas las semanas dándome la paliza para que me afeite la barba canosa! Bueno, yo sinceramente creo que sí vivía mejor. Es cierto que no vivía los problemas tan “adultos”, pero recuerdo una sociedad un poco más pausada y sin tanta competencia y lucha de intereses (no me refiero a las clases sociales, porque digan lo que digan, toda época tiene sus diferentes escalafones).
    No me cabe duda de que el empresario va a quedar de forma inmejorable, porque el cliente se dará cuenta de que ese hombre lo lleva a donde las cosas se hacen bien, dando importancia al contenido y no al continente.
    Un abrazo y muchas gracias, Javier.

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  9. Hola, Katy:
    Bueno, creo que en ciertas cosas sí afirmaría que fue mejor. No todo, pero sí muchas cosas. No pretendo decir que los avances son perjudiciales, ni muchísimo menos, sino que en muchas cosas de las que antes se hacían se ponía una dedicación que hoy en día no existe. Es un aspecto que la evolución nos quita: desimpregna de personalidad muchas de las cosas que hoy se hacen (me vale el ejemplo de los jóvenes que quieren un vehículo que alcance los 240 casi sin conocer el esfuerzo en el trabajo). Nespresso hace muy buen café –al menos el de las pastillas esas sabe bastante bien-, rápido y productivo, incluso donante de cierta identidad al consumidor… pero yo particularmente prefiero aquel que mi abuela colaba, aunque fuera sólo por el recuerdo del olor a café en todos los rincones de la casa. Los de hoy son algo más asépticos y esa percepción mía puede ser producto de la nostalgia… o de una ausencia de personalidad inherente al producto (si se deja fuera el marketing).
    Insisto, no obstante, que no es mi intención decir que vamos hacia atrás sino que no nos viene mal que miremos de vez en cuanto por el retrovisor retomando modelos de esfuerzo, dedicación y cariño en las cosas que hacemos.
    Un abrazo y muchas gracias por el comentario, Katy.

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  10. Hola, José Luís:
    Hace un rato me he pasado por tu blog para leer lo de los grifos de oro. Y me he divertido mucho, de verdad. Celebro que hayamos coincidido en parte en la idea que exponemos.
    Un abrazo y muchas gracias por tu comentario, José Luís. Te debo el mío en tu blog.

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  11. Hola, Pablo:
    Efectivamente, asociamos el trabajo bien hecho a las firmas de solera, aunque existan casos en los que el marketing ha sido tan evidente y descarado que ha terminado por cargarse esa imagen que la marca recogía. Otros incluso resultaron falsos (agua de Solares). Sin embargo, perdura la sensación de que lo de antes era lo bueno, porque se hacía mediante una cadena de producción manual (o sin cadena de producción).
    Admito que me dejo llevar por la nostalgia, aunque –insisto- eso no signifique que me quede mirando hacia atrás.
    Muchas gracias por el comentario, Pablo.
    Un abrazo.

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  12. Hola, Josep:
    El problema principal de la vespa era su deficiente estabilidad. Y fíjate, lo que con más cariño recuerdo del 1430 era su relojito analógico en medio del salpicadero frontal de madera. Mi hijo tiene una Palm que yo tuve hace unos años y que nunca llegué a amortizar como es debido y no me dolió en prendas cuando me dijo que “si se la podía quedar”. Tampoco él la utiliza y está en un cajón de su dormitorio. En cambio, guardo –aunque no todos- los recambios de las agendas día-página.
    Como he dicho, estoy contigo en lo del 4x4. Una cosa es la tradición y otra afrontar las incomodidades con un carácter así de recio, y yo no llego a tal nivel (jejeje).
    Muchas gracias, Josep. Un fuerte abrazo.

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  13. Hola Germán:
    Yo no sé si "aferrarse" a ciertas cosas "de siempre" es señal de vejez o no; pero si así fuera, entonces en cuestiones de comida, muchos de los nuevos cheffs estarían muy caducados y no, a juzgar por el tirón de la "new cocine".
    La semana pasada, durante dos días, tuve que acudir a un congreso que se celebraba en un reputado y "mítico" hotel de mi ciudad. Como entre la sesión matinal y la de tarde no había tiempo suficiente para volver a casa, decidí quedarme a la comida que ofrecían allí mismo y con cargo a la organización del congreso. Digo ésto para que quede claro que ni el precio, ni mi "vejez" tuvieron nada que ver con el menú.
    Nos recibieron en un salón muy bonito, luminoso, en mesas redondas para 10 comensales, impecablemente servidas y "vestidas".
    Por estos lugares, parece que el tiempo no ha pasado y las nuevas "tecnologías" no hacen mella, al menos, de cara al público.
    Las servilletas de tela, muy bien planchadas. ¿Anacronismo?..."glamour", dicen. ¡Qué pensaría mi abuela de la cantidad de glamour que tuvo que lavar a mano!.
    En el platillo del pan: un panecillo al estilo rústico y dos mini biscottes junto a la tarrina de mantequilla.
    Yo no sé si sería porque era la hora D comer o que el hambre apretaba más de la cuenta, pero todo el mundo se "timpló" el panecillo rústico en un periquete. Los biscottes muy modernitos, pero como que no sacian igual.
    De primero: "Crema de berros con costrones embarrados en gofio".
    ¡Caramba! un plato de "familia humilde" con nombre "vaporoso" y reconvertido en cosa fina.
    Y sobre todo, "embarrados en gofio".¿Gofio? ¿esa harina de trigo tostado (u otro cereal) elemento básico en la alimentación de los aborígenes canarios y por lo tanto, con más de 500 años de antigüedad?.¡Qué innovadores!
    Estaba muy bueno, pero no como el de mi madre o el de cualquier casa. Menos mal que el "precio" de la tacita de crema "glamourosa" no venía marcado en ningún sitio, porque me hubiera sentado muy mal (el almuerzo, me refiero).
    Me ahorro seguir contando el resto del menú, pero fue algo parecido; mucho nombre, eso sí, de dos renglones por lo menos.
    Como al día siguiente el horario me lo permitió decidí que, para comer "lo de siempre", nada mejor que acudir a Mama's Hotel Palace, donde al potaje de berros se le llama así, sin tanto glamour pero en cantidad aceptable para el almuerzo de un mortal.
    Por tanto, Germán, si lo de "ayer" sigue vendiendo, ¿no será más bien que lo que es bueno y está bien hecho, lo es, pase el tiempo o no?.
    No se trata de "aferrarse" a todo, porque evidentemente hay cosas que cambian para mejor, pero si las alubias están más sabrosas con dos horas de cocción ¿qué problema hay en admitirlo?. Afortunados los que puedan hincarle el diente y los que no, que se conformen con las de bote.

    Un beso, amigo...y por lo del 4x4 ni te preocupes, en lugar de tener tantos "caballos" de potencia, igual "innovan" y empiezan a decir "con tantos camellos", jeje. Problema solucionado.

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  14. (Juaaass, juas, juas...!!)
    Hola, María:
    el anacronismo sería llamar al pan, pan y al vino, vino en aquel ambiente "primoroso" (imagina en la tarjeta del menú: crema de berros y pasta de harina de trigo tostado). Está muy bien que se preparen entornos elegantes y se presente todo el art decó culinario que se quiera, pero donde se ponga esa cazuela de alubias que se quite (a mi gusto, ¿eh?) toda innovación. Ahí no doy concesiones, de verdad. Y en cuanto a lo demás, soy de la opinión de que hay mucho de esnobismo en demasiados productos, envueltos en exceso de tecnología... pero con resultados pobres y seriados, lo cual nada tiene que ver con una perenne y completa nostalgia.
    ¡Por algo dicen que tenemos mucho que aprender de nuestros abuelos!
    Otro beso para ti, María.

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  15. La frase ‘receta tradicional’ en un envoltorio ha dejado de tener valor, el producto que crea fidelidad en el cliente es lo que cuenta.

    Mi agenda sigue siendo de papel y bolígrafo, pero casi es un ejercicio memorístico esto de escribir.

    ;)

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  16. Hola, Gabi:
    sí, una frase manida que no desenmascara modernos sistemas de producción, a veces con deficiente control de calidad. La fidelidad la termina ganando el propio producto, es cierto.
    En cuanto a tu agenda, recuerdo que una vez me dijiste que sueles ir con una pequeña libreta y un bolígrafo para captar la idea "andequiera" que estés.
    Gracias por comentar, Gabi.
    Un abrazo.

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  17. hola Germán :)

    Disculpas por entrometerme pero creo que hablas de cosas no relacionadas. A ver si consigo expresarlo ... Dejaré de lado todo lo relacionado con lo "tradicional" y me interesaré por la señora y su camello. Creo que el camello y el desierto son una metáfora de la necesidad humana de explorar cosas distintas -salir de nuestra zona de confort- pero sin realmente salir de ella. La auténtica aventura consistiría en cambiar algo de lo hacemos a diario, en nuestro entorno habitual, con nuestra gente. Pero como eso sí que implica salir de nuestra "zona de confort", nos vamos de "excitante aventura" a lomos de camello a un lugar remoto, cuando el auténtico "camello" lo podemos encontrar en nuestro día a día. De paso, también el auténtico "desierto" tal vez nos rodee, pero no podemos aceptar el hecho de que ya vivamos en él :(

    Pues eso ... Una vez dicho esto, es aquí donde podemos relacionar esa metáfora con el marketing de lo auténtico. Lo dejaré para otro día :))

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  18. Hola, Jose:
    admito que tu metáfora es más acertada en lo que respecta a la desconexión temporal y la vivencia de nuevas experiencias como vía de escape. Seguramente he inducido a la confusión, pero -aunque los sentidos metafóricos con complementarios- yo lo enfocaba a la apreciación subjetiva de las cosas "de siempre", las que se toman como "auténticas", no en un sentido lúdico sino desde un prisma (precisamente) tradicional, como si fuese un valor perenne que superase a los avances actuales (el Range Rover). Pero cuidado, que hablo de valoración subjetiva.
    Sin embargo, coincido en que -ya objetivamente hablando- confundamos abandono de nuestra zona de confort con evasión provisional, de lo cual has presentado un acertado planteamiento. No obstante, mi sentido de ver este caso puede estar confundido (ojo, que yo no tengo patente de corso :-) y aquí me presento para aprender de vosotros, faltaba más).
    ¿Entrometerte? Soy yo el que te agradece poder contar con tus experiencias mediante los comentarios.
    Un abrazo y sinceras gracias, Jose.

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