"No emplees tu tiempo sólo en trabajar. Úsalo también para convencer... y generar así los acuerdos"

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sábado, 12 de diciembre de 2009

Og Mandino (1968): Pergamino nº 6

“Hoy seré dueño de mis emociones.
La marea sube; la marea baja. Pasa el invierno y llega el verano. Declina el verano y aumenta el frío. El sol sale; el sol se pone. La luna está llena; la luna es negra. Llegan los pájaros y luego parten. Florecen las flores; las flores se marchitan. Se siembra la semilla; se recoge la cosecha. La naturaleza toda es un ciclo de estados de ánimo y yo soy parte de la naturaleza y así como la marea, subirán mis estados de ánimo y mis estados de ánimo bajarán.
Hoy seré dueño de mis emociones. Es una de las estratagemas de la naturaleza, escasamente comprendida, que cada día amanezco con estados de ánimo que han cambiado desde ayer. El gozo de ayer se convertirá en la tristeza de hoy; sin embargo la tristeza de hoy pasará a ser el gozo del mañana. Dentro de mí hay una rueda que cambia constantemente de la tristeza al gozo, de los transportes de alegría a la depresión, de la felicidad a la melancolía. Al igual que las flores, los capullos de gozo de hoy se marchitarán y abatirán, y sin embargo recordaré que las flores secas de hoy llevan la semilla del pimpollo del mañana; así también la tristeza de hoy contiene la simiente del gozo del mañana.
Hoy seré dueño de mis emociones. ¿Y cómo dominaré estas emociones a fin de que cada día sea productivo? Porque a menos que mi estado de ánimo sea el correcto, mi vida será un fracaso. Los árboles y las plantas dependen del tiempo para florecer pero yo elaboro mi propio tiempo. ¡Qué digo!… lo llevo conmigo. Pero si yo les ofrezco a mis clientes lluvia y lobreguez y tinieblas y pesimismo, reaccionarán con tristeza, tinieblas y pesimismo y no me comprarán nada. Si les ofrezco gozo y entusiasmo y claridad y alegría a mis clientes, reaccionarán con gozo y entusiasmo, claridad y alegría, y mi tiempo me producirá una cosecha de ventas y un granero de oro.
Hoy seré dueño de mis emociones. ¿Y cómo dominaré a mis emociones a fin de que todos los días sean días felices y productivos? Aprenderé este secreto de los siglos: “Débil es aquel que permite que sus pensamientos controlen sus acciones; fuerte es aquel que compele a sus acciones que controlen sus pensamientos”. Todos los días, cuando despierto, seguiré este plan de batalla antes de ser capturado por las fuerzas de la tristeza, de la autocompasión y del fracaso:
Si me siento deprimido, cantaré.
Si me siento triste, reiré.
Si me siento enfermo, redoblaré mi trabajo.
Si siento miedo, me lanzaré adelante.
Si me siento inferior, vestiré ropas nuevas.
Si me siento inseguro, levantaré la voz.
Si siento pobreza, pensaré en la riqueza futura.
Si me siento incompetente, recordaré éxitos del pasado.
Si me siento insignificante, recordaré mis metas.
Hoy seré dueño de mis emociones. De aquí en adelante, sabré que sólo aquellos con habilidad inferior podrán estar siempre a su nivel más alto, y yo no soy inferior. Habrá días en los que tenga que luchar constantemente contra fuerzas que me desgarrarían. Aunque el desánimo y la tristeza son fáciles de reconocer, hay otros que se nos aproximan con una sonrisa y con un amistoso apretón de manos, pero también pueden destruirnos. Contra ellos, también, debo estar siempre alerta:
Si se apodera de mí la confianza excesiva, recordaré mis fracasos.
Si me siento inclinado a entregarme con exceso a la buena vida, recordaré hambres pasadas.
Si siento complacencia, recordaré a mis competidores.
Si disfruto de momentos de grandeza, recordaré momentos de vergüenza.
Si me siento todopoderoso, procuraré detener el viento.
Si alcanzo grandes riquezas, recordaré una boca hambrienta.
Si me siento orgulloso en exceso, recordaré un momento de debilidad.
Si pienso que mi habilidad no tiene igual, contemplaré las estrellas.
Hoy seré dueño de mis emociones. Y con este conocimiento comprenderé también y recordaré los estados de ánimo de aquel a quien visite. Toleraré su enojo y su irritación de hoy porque no sabe el secreto de dominar su mente. Puedo resistir sus saetas e insultos porque ahora sé que mañana cambiará y será un gozo visitarlo. No juzgaré a un hombre por una sola visita; no dejaré jamás de visitar de nuevo mañana a aquel que hoy me demuestra odio. Hoy no comprará carrozas de oro por un centavo, y sin embargo mañana canjeará su casa por un árbol. El conocimiento que tengo de este secreto será la llave que me abre las puertas de la riqueza.
Hoy seré dueño de mis emociones. De aquí en adelante reconoceré e identificaré el misterio de los estados de ánimo de toda la humanidad, y en mí. Desde este momento estoy preparado para dominar cualquier tipo de personalidad que se despierta en mí todos los días. Dominaré mis estados de ánimo mediante una acción positiva, y cuando haya dominado mis estados de ánimo controlaré mi destino. Hoy controlo mi destino, y mi destino es el de convertirme en el vendedor más grande del mundo.
Seré dueño de mí mismo. Seré grande”.
(Og Mandino).

7 comentarios:

  1. Hola German:
    Hay momentos de verdadera poesía. Es una gozada leer a este hombre.
    Es increíble cómo hace décadas había profesionales cuyo ámbito eran las ventas, que tenían claro que la clave está en el esfuerzo que de conocerse bien a si mismo y controlar las emociones. Y es que contado como lo cuenta este hombre es pura poesía.
    Un abrazo.

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  2. Hola Germán esto de : "Hoy seré dueño de mis emociones" requiere un verdadero entrenamiento. Porque los sentimientos normalmente se desmarcan de la razón, al menos para consigo mismo. Lo que si puedes controlar es la manifestación de los mismos, y no hacerlos extensivos a los demás. Parece un sueño alcanzable solo por unos pocos privilegiados. Me encantarría contarme entre ellos. Habrá que seguir intentándolo.
    Un abrazo y feliz finde

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  3. Casi mediados los 80, la empresa donde trabajaba "sugería" a sus cachorr@s recién incorporados, hacer un curso de Dale Carnegie y dado que siempre he sido de la opinión de que el saber no ocupa lugar... y también a que la misma empresa se hacía cargo de la cuestión crematística, muchos nos apuntamos alegremente al tema. Si quieres que te diga la verdad, con cierto escepticismo en que el resultado fuese positivo. Pero aún así y a pesar de todo el "americanismo" del curso, poco o mucho nos fuimos integrando en él. Ahora no lo sé, pero por ese entonces funcionaba un poco a base de "esfuerzo es igual a recompensa" y cada clase estaba orientada en un sentido distinto, con su correspondiente "premio". Nada como reforzar la auto estima del que participa... o del que paga...
    Pues bien, en la clase que se tocó el tema de las emociones, al mejor trabajo se le obsequiaba un libro de Og Mandino, que me llevé ese día debajo del brazo, sin mucha confianza en que me fuese a interesar demasiado... Era, El milagro más grande del mundo. Di por supuesto (mal hecho) que era el típico libro de autoayuda, obvio y aburrido y no le presté demasiada atención. Pero unos meses más tarde, como al descuido, ya no recuerdo el motivo comencé a hojearlo y me llevé una muy grata sorpresa. Bien es verdad que un momento de aburrimiento si no hay nada más, soy muy "capataz" de leerme la guía telefónica jeje!
    La verdad es que, casi todas las "aves fénix" saben como llegar a controlar sus emociones y a veces las de los demás, como es el caso del amigo Og M. Su complicada peripecia vital, le permitió descubrir esos mecanismos de forma acertada y optimizar esos hallazgos para otros. Y por lo que veo, sigue cautivando...
    No digo que lo repasaré, porque encontrar un libro en esta casa... es tarea prolija y costosa... pero me gusta haberlo recordado hoy amigo Germán.
    Un abrazo.

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  4. Hola, Javier:
    En realidad, nada de lo que cuenta Mandino nos es desconocido. No obstante, bueno es recordar que existen principios de orden interno y externo en nuestra conducta que nos ayudan a dirigir nuestras vidas como debe ser, ¿verdad?
    Un abrazo y muchas gracias, Javier.
    (Te ruego perdones el retraso en contestar, pero he estado estos días algo pachucho).

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  5. Hola, Katy:
    como no soy profesional del campo de la conducta, te diré que me aventuro al decir que es cuestión de hábitos. Difícil, y algo que requiere suma autoconvicción, pero creo que es posible formar en nosotros unas pautas que nos orienten al autocontrol. Aunque bien dicho: se trata por otro lado del control de la manifestación de las emociones, pues en muchos casos su dominio escapa a nuestra capacidad.
    Gracias por tus comentarios, Katy.
    Un abrazo (y también te pido disculpas por el retraso).

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  6. Hola, Cristal00k:
    Buscaré ese libro, porque he visto por la red muchas menciones a ·"El milagro más grande del mundo". Al americanismo hay que entenderlo como las píldoras: todo en su justa medida. Pero supongo que los valores, expresados como los queramos expresar y presentar, siguen siendo vigentes (creo que sí: esfuerzo es igual a recompensa, aunque no la recibamos en la moneda que creíamos).
    Anímate, que el libro estará en algún rincón de una de las librerías.
    Gracias por el comentario, Cristal00k. ¿Me aceptas también las disculpas?

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  7. ¿Disculpas? pues... y valga la redundancia... me vas a disculpar tú a mí, pero no pillo el mensaje de esas excusas. ¿Me he perdido algo?
    En todo caso, estás disculpado amigo.

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