Dicen
que los pensadores intuitivos apuestan por una opción de cuya certeza están
convencidos –aunque otros la consideren muy improbable- mientras que los
pensadores lógicos calculan todas las posibilidades y sólo entonces deciden
intentar alcanzar la mejor opción. Pero tal descripción no significa que
únicamente corren riesgos las personas intuitivas. En realidad, lo importante
es decidir qué decisiones se pueden tomar por uno mismo.
En
una gran parte de los casos, las decisiones cubren una línea jerárquica y por
tal, la correlación de riesgo quedará presente en toda la cadena. Pero ocurre
que en los diversos eslabones, la decisión encuentra grandes puntos de posible
intersección. Aunque se sigue siendo responsable de la decisión que se delega,
sigue siendo necesario emplear una visión general para capacitar y controlar
esa delegación de la decisión que siempre habrá sido otorgada sobre la base de
la confianza.
Pasamos
por una época en la que (más que nunca) es indispensable minimizar el riesgo.
Sin embargo, si ello nos lleva a la línea exclusiva de pensamiento lógico que
pueda ahondarnos en el cuasi-inmovilismo… mal vamos. Sí, es verdad que ser
sistemático tiene sus ventajas: se consideran y comparan correctamente todas
las alternativas, se identifican las dificultades y se evalúan posibilidades –teniendo
en cuenta las consecuencias- y finalmente se “preparan medidas lógicas y
eficaces”. Pero por desgracia, lo que en otras situaciones las llamadas “medidas
lógicas y eficaces” (con todos los silogismos que queramos argumentar) nos
permitían evaluar el factor riesgo de una forma más cómoda, hoy suponen una
importante restricción de movimientos.
Como
siempre, el mayor reto radica en encontrar el justo punto de equilibrio entre
dos formas distintas de tomar una decisión. Desglosar el proceso (identificar
el problema, priorizar objetivos, determinar opciones imposibles), comparar
soluciones y ponderar los riesgos tampoco pueden anular completamente a la
intuición. Por eso los llamados “visionarios” son mitad magos, mitad
tecnócratas. O mejor dicho, lo son en su adecuado porcentaje adaptado a cada
uno de los tiempos.
Soy muy intuitiva y acierto bastante pero nunca utilizaría la intuición en lo económico.
ResponderEliminarO sea que esta frase: - “Es indispensable minimizar el riesgo. Sin embargo, si ello nos lleva a la línea exclusiva de pensamiento lógico que pueda ahondarnos en el cuasi-inmovilismo” -
me va como anillo al dedo. Menos mal que ya no estoy en edad de emprender nada.
Y por supuesto saber elegir el dorado intermedio "The Golden middle way" es lo más sensato
Un abrazo
Hola, Katy:
ResponderEliminarpor desgracia nos encontramos en una situación en la que no moverse conduce irremediablemente a la quiebra para muchas empresas. Subsistir ya no es sinónimo del "que me quede como estoy". Hay que agudizar el ingenio, encontrar alternativas, variar el rumbo. Lo malo es que ya no pueden ampliar mercados como antes (no hay financiación y el consumo es tan incierto que un paso en falso te deja en la cuneta).
Muchas gracias por pasar. Un abrazo.
Germán
ResponderEliminarEn mi trabajo (emprendimiento, creatividad, innovación) hay dos fases diferenciadas. La primera de ellas es divergente (con respecto a la situación anterior que se quiere superar o resolver) y es profundamente intuitiva - creativa, dando lugar a la estrategia, pero después llega el sistematismo que hará posible aplicarla. vamos! el punto medio que comentas.
Cuidate
Hola Germán: yo creo que somos intuitivos o lógicos por igual porque al final la lógica y la intuición suelen ser la misma cara de la moneda, la diferencia, creo que está, en el momento de la aplicación o sí o prefieres en la fase, como apunta José Luis.
ResponderEliminarEn un mundo de incertidumbre cualquiera de las dos vías pueden ser igual de buenas o malas.
Un abrazo
Hola, José Luis:
ResponderEliminarbien sabido es que no soy docto en materia más que en las acciones que en otra época (por cargo) hubiera podido impulsar. Tu sistema es bueno y casi diría que más predominante en su aspecto lógico, por cuanto termina condicionando al creativo (situándolo en su justo punto de accesibilidad): podemos llegar hasta "aquí" (creativo) porque los análisis y datos (lógico) no nos permiten pasar de esta línea.
Al final -y precisamente por lógica- haces llegar a tus clientes a ese punto medio, desde luego.
Gracias por pasarte, josé Luis. Un abrazo.
Hola, Fernando:
ResponderEliminaren la entrada pretendía presentar una fotografía de dos distintas "tendencias" a la hora de focalizar determinada estrategia. Un directivo en quien impere la creatividad (imagina, por ejemplo, un responsable de marketing) necesitará del complemento/contraste de aquel responsable financiero que le presente la realidad de plano. las decisiones tienen un planteamiento de inicio pero la cadena modificará/ajustará ese planteamiento. Al final, sin remedio y por "lógica preventiva", tendrá que llegarse a ese punto medio.
Gracias por tu exposición, Fernando. Un abrazo.
Hola Germán
ResponderEliminar¡Cuánto mal ha hecho el pensamiento "cartesiano" en nuestra sociedad! Y mira que Descartes me cae bien! Ese afán por "matematizar", "racionalizar", por buscar la única solución correcta llevada hasta a los extremos, a menudo nos bloquea.
Nunca tendremos toda la información necesaria para reducir la incertidumbre al cero, por lo que creo que intuición y razón siempre serán complementarias y necesarias. A veces habrá que tirar más de una que de la otra, pero el inmovilismo es lo que no nos podemos permitir. Haciendo mía y adaptando una frase de Che Guevara, "la vida es como una bicicleta". Cuando no andas te caes.
Un fuerte abrazo
.
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