Resulta que las cosas no suelen salir como uno quiere. Cuando se decide un proceso de cambio es necesario que la gran mayoría de los elementos afectos “colaboren”… pero no siempre es así. Y es que por mucho que nosotros formemos nuestros planteamientos, no somos dueños de la situación. Porque hasta el más mínimo detalle puede ralentizar o, lo que es peor, modificar el rumbo –y sobre todo la cadencia- de esos planteamientos. Y es entonces cuando se presenta en escena el momento de duda, de zozobra, aquel que te coloca en la tesitura de mantenerte firme, posponer o abandonar.
Hace ya bastantes días que no escribo un artículo. Y vaya por delante que tengo que agradecer su interés a aquellas personas que por correo electrónico o mediante el mismo blog me han preguntado la razón de mi ostracismo. Gracias. Muy sinceras gracias, porque me siento apreciado.
Bien, resulta –decía- que las cosas no salen siempre como uno quiere. Y en casa del herrero, cuchillo de palo. Digo esto porque en la línea de lo escrito hasta la fecha debería parecer que alguien que se ha dedicado a las gestiones comerciales en todos los niveles debería tener un criterio a prueba de bomba, sin dejarse influenciar por las circunstancias. Pues no, mire usted: va a ser que no. Que las cosas, cuando no salen una y otra vez, afectan porque uno no es de piedra. Pero la verdad es que cuando se echa un vistazo alrededor, no puede quejarse en demasía.
¿La fórmula para sobreponerse a las circunstancias? Bueno, no se me ocurre otra cosa que la propia valía. Intrínsecamente, queda entendido, porque dejo de lado aspectos como la familia, los amigos, las aficiones… Porque el hecho de que a pesar de que se pongan los esfuerzos, acciones y buena voluntad no se tenga el resultado esperado, no implica que la persona carezca de valor para lograr objetivos. ¿No llegan? Quizá la estrategia no ha sido la adecuada y hay que modificarla amoldándola al presente.
No sé si podré mantenerme en esta línea, pero he decidido dedicar el cien por cien de mis esfuerzos al mundo del doblaje y la locución. ¿Las ventas? Quizá algunas gestiones dentro de ese campo especial, pero ya no en el mundo de los productos y servicios industriales. La comunicación y el cine-dvd serán ahora los terrenos por los que deambule, de modo que ya pensaré qué nuevo nombre y contenidos asigno al blog. Aprovecho ahora para decir a los amigos de Cloud Consulting que dado que mi temática quizá ya no sea de utilidad (no creo que se necesite asesoramiento en eso de las locuciones publicitarias porque ese es un trabajo de terceras personas y subjetivo como pocos) presentaré discretamente mi baja agradeciendo muchísimo el interés que han prestado en mi participación. Muchas gracias también a ellos.
Todavía no soy bueno y tengo un book pobre. Cuatro reportajes y siete u ocho cuñas, una decena de takes en tres películas y poco más. Y encima, muchas de esas realizaciones han sido condicionadas a estilos que ni a mí me gustan, pero no lo considero un inconveniente. Lo bueno de esto es que me permite analizar casi inmediatamente lo erróneo. Por otro lado, cuando ya no hay remedio porque el cliente condicionó y aceptó el estilo y el trabajo, también puedo repasar y analizar las cosas que deben corregirse en el futuro. Soy persona autocrítica sin ánimo de pasarme de la raya y tengo la suerte –por el momento- de poder esperar un poco más. Pero si no dedico más tiempo a prepararme, no conseguiré llegar al nivel que yo quiero hasta que mis hijos no terminen la mili (y como la quitaron, por eso mismo lo digo). Además, ¡qué les voy a decir!: tal como están los tiempos, no voy a perder cuentas rentables sino todo lo contrario. Entre otras cosas, a casi 30 cts/km (y eso son números reales contando amortización, gastos financieros –yo no he pagado nunca un coche a tocateja- reparaciones, ruedas, seguros, impuestos, combustible…) mas alojamiento y dietas, salir a visitar cuesta una auténtica fortuna. Y ante la tesitura de apretar el acelerador o modificar el rumbo, he optado por la segunda.
Como no me puedo dormir en los laureles, la decisión no podía demorarla demasiado. ¿Qué sentido tenía? Aunque ciertamente, tampoco ha costado mucho: la mayoría de ustedes sabe que me iba encaminando de una forma cada vez más directa. Y como creo no ser persona de soberbia y excesivo orgullo, aprovecho para decirle a todo aquel que pueda sugerirme ideas y críticas (que son bien recibidas) que le estaré muy agradecido. En esta vida, uno no depende exclusivamente de sí mismo.
Bueno, la verdad es que ya estoy agradecido a todos aquellos que en esta página me han atendido. Un sincero abrazo, amigo/a.